Tras el boom de los probióticos, la ciencia está enfocándose cada vez más en los posbióticos. Se trata de microorganismos inactivados que pueden ser incorporados en alimentos, suplementos, cremas, sprays y otras formulaciones.
Estos componentes desempeñan un papel clave en la mejora del sistema inmunitario, la prevención de enfermedades intestinales y el alivio de alergias. Además, son beneficiosos para la piel y la salud vaginal.
“El uso de microorganismos inactivados con efectos benéficos para la salud en productos alimenticios y farmacéuticos no es algo nuevo, pero recién en 2021 se acuñó el término ‘posbióticos’ para definirlos”, explica Gabriel Vinderola, primer y único miembro hispanoparlante de la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos (ISAPP), y coautor de la definición de posbióticos.
“Los posbióticos son microorganismos no viables, bacterias y levaduras que ya no están vivas, así como sus metabolitos. La diferencia fundamental entre los probióticos y los posbióticos radica en que los primeros son microorganismos vivos, mientras que los segundos son microorganismos que han sido inactivados, en su mayoría, mediante calor”, aclara Vinderola.
El especialista destaca que, a pesar de estar inactivados, los posbióticos tienen efectos beneficiosos como la estimulación del sistema inmunitario.
El mercado
Se estima que el mercado de suplementos con posbióticos alcanzará los 30,5 millones de dólares para el año 2034, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 10,90% entre 2024 y 2034, según Future Market Insights.
En Argentina, el mercado de alimentos y suplementos con microorganismos inactivados es todavía muy reducido. Actualmente, existe una línea de fórmulas infantiles para bebés que no pueden recibir leche materna que tiene posbióticos producidos por la fermentación de dos bacterias y luego inactivados por calor.
“El potencial del mercado es enorme porque nos permite agregar posbióticos a alimentos donde tal vez un probiótico no podría mantenerse vivo, alimentos que necesitan cocción, alimentos que se mantienen a temperatura ambiente, alimentos que pueden tener un PH muy ácido para los probióticos. También pueden incluirse en aplicaciones para la piel o la mucosa ocular”, explica Vinderola.
De hecho, el Instituto de Lactología Industrial (INLAIN) de la Provincia de Santa Fe, junto con un laboratorio, está trabajando en un producto para dermatitis atópica en base a dos bacterias que fueron aisladas de leche humana.
En otros países, el mercado es mucho más desarrollado, señala el especialista. “En México o en Europa los posbióticos se usan para la diarrea infantil, para la enfermedad inflamatoria intestinal o el intestino irritable, y para cuestiones del eje intestino-cerebro, ya que podrían ayudar a combatir la depresión”, agrega.
Si la tendencia mundial se consolida, en los próximos años es muy probable que las farmacias cuenten con toda una nueva variedad de productos posbióticos.