La modificación de la legislación preexistente en torno a los medicamentos sienta algunos precedentes que, de profundizarse, podrían desproteger la salud de la población. Por Hernán Bagliero, Gerente General de Droguería del Sud
Concluyó el primer bimestre del año, que en esta ocasión resultó especialmente intenso, dadas las fuertes discusiones legislativas que se generaron en torno al polémico Decreto de Necesidad y Urgencia N° 70.
Los ánimos se tranquilizaron tras el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, donde el oficialismo convocó a la firma de un “pacto de mayo” que se realizará el 25 de ese mes, y que busca consensuar una reforma tributaria, la necesidad de reducir el gasto público, la redefinición del sistema de coparticipación federal de impuestos, entre otros temas. Hasta el momento, el anuncio tuvo un impacto positivo en la mayor parte del espectro político.
Estos dos meses fueron intensos también para las distintas organizaciones vinculadas con las farmacias y la producción de medicamentos, que se involucraron activamente en algunos debates específicos. Eso llevó a que la propuesta de prohibir que los médicos incluyeran marcas específicas de medicamentos en las recetas fuera eliminada. No tuvo la misma suerte el artículo del DNU que busca habilitar la venta de medicamentos de venta libre fuera de las farmacias, el cual sigue vigente, aunque se agregó una cláusula habilitando esa posibilidad exclusivamente a “los antiácidos y analgésicos”.
No se trata de un tema menor. Los que conocemos en profundidad el rubro medicinal y trabajamos en él a diario, sabemos que ningún medicamento es inocuo, e incluso los de venta libre pueden presentar contraindicaciones, interacciones con fármacos y alimentos y la posibilidad de generar reacciones no deseadas.
En el caso de los OTC, al no haber una prescripción médica previa, la presencia del farmacéutico es clave, ya que representa la única oportunidad de contar con un consejo profesional que proteja la salud del paciente.
Además, cuando los fármacos salen de los canales altamente regulados, se pierde la posibilidad de trazabilidad incrementando los riesgos de adulteración y falsificación.
Desde nuestros inicios, en Droguería del Sud hemos defendido siempre elrol de la farmacia como centro de salud, y valoramos plenamente la responsabilidad del profesional farmacéutico, que requiere de una completa preparación universitaria, así como especializaciones y recertificaciones constantes. Por todo lo expuesto, creemos que, tal como postula la Organización Mundial de la Salud (OMS), el medicamento no debe ser considerado un producto de consumo masivo sino “un bien social, íntimamente ligado al derecho a la salud y la vida”.