El Grupo Caltez, con más de tres décadas de trayectoria en Caleta Olivia, incorporó un sistema robotizado de preparación de pedidos, en el marco de su política de modernización permanente.
“Amor a primera vista”. Así define la farmacéutica Mónica Calcaterra (fundadora y titular del Grupo Caltez) lo que sintió la primera vez que vio funcionando a un sistema robotizado de preparación de pedidos. Previamente, había tomado contacto con esa tecnología en una Expo Esencia. “Me encantó desde el primer momento, antes de conocer todas sus ventajas. Y el espíritu innovador que llevamos dentro, hizo que de inmediato quisiéramos saber más sobre el tema”, dice.
El resultado: en mayo de este año, reinauguraron la sucursal “Del Barrio”, en la localidad santacruceña de Caleta Olivia, equipada con un robot de la empresa alemana Rowa. “Fue la mejor respuesta posible para dos cuestiones que siempre consideramos prioritarias; la seguridad en la dispensa, y la constante mejora en la atención al paciente”, comenta la entrevistada. Reducir la posibilidad de cualquier error que se pueda cometer en el mostrador fue siempre una ambición latente. “La administración segura de los medicamentos es prioritaria”, explica, y agrega que “el control automatizado de las fechas de vencimiento y el stock disponible nos permite evitar faltantes”.
Un logro colectivo
Los procesos de cambio muchas veces generan temor. “Les explicamos a nuestros colaboradores que el objetivo del robot jamás fue reemplazar nadie”, comenta Mónica. Por el contrario, se buscó liberar a los colaboradores de tareas rutinarias y tediosas, para que puedan concentrarse en su razón de ser: escuchar y asesorar a todas las personas que ingresan a la farmacia en busca de soluciones para sus problemas. “Lo entendieron, nos apoyaron en todo el proceso, y hoy están muy conformes”, señala.
Una vez que se decidió incorporar a un robot, el equipo de trabajo decidió bautizarlo con el nombre de Monarca, en alusión a la mariposa de ese nombre. “El ciclo de las mariposas, que abarca varias transformaciones, y a veces largos viajes, en los que atraviesan numerosas vicisitudes, es una metáfora de nuestra historia”, dice la entrevistada. “Sentimos que eso identificaba tanto mi evolución personal como la de nuestra farmacia”.
Es por eso también que en el logotipo del Grupo Caltez aparece una mariposa.
Remodelación integral
Para agregar al robot, fue necesario incorporar un terreno aledaño a la farmacia. Eso implicó una refacción total; se amplió el salón de ventas (que ahora tiene 350 metros cuadrados) y se cambiaron los pisos, los techos y los muebles. “Hoy es una farmacia completamente nueva”, comenta Mónica. Para que el público pueda ver al robot en acción, se hizo vidriar la parte que da al salón de ventas. “La gente queda impresionada. Algunos nos dicen que nunca creyeron que en Caleta Olivia verían algo así. Eso nos llena de orgullo”. Pero lo más importante son los comentarios que reciben sobre cómo se redujeron los tiempos de espera. “Ahora podemos atender a más personas en el mismo lapso de tiempo, dándole a cada una un trato más personalizado, ya que nuestros colaboradores no dejan de estar frente al público en ningún momento”, dice Mónica.
En cuanto al futuro, “apenas dispongamos de los medios económicos para volver a invertir, nuestra prioridad será contar con otro robot. No es tan sencillo, porque la instalación viene acompañada de una reforma edilicia; pero creemos que este tipo de tecnologías, que permiten a las personas concentrarse en las tareas en las que son irreemplazables, son el futuro”.
Más de tres décadas en Caleta Olivia
Mónica Calcaterra es oriunda de Comodoro Rivadavia. Cuando se recibió de farmacéutica, quiso trabajar en una farmacia hospitalaria. Pero como en su ciudad no había vacantes, se mudó a Caleta Olivia, e ingresó a la farmacia del Hospital de YPF. En 1991, luego de la ola de privatizaciones, concluyó que era su momento de lanzarse a la aventura.
Con el apoyo de su esposo, y junto con Eduardo Gulias (su actual socio) puso en marcha Farmacia del Pueblo. “La primera ubicación distaba de ser ideal. Pero nos sirvió para empezar. Más adelante nos mudamos, y luego comenzamos a crecer”, recuerda la entrevistada.
No fue un proceso planificado. “Las oportunidades fueron surgiendo. Con el tiempo abrimos nuestra primera sucursal, Farmacia del Barrio; luego otra, a la que llamamos Farmacia del Cerro, y así sucesivamente. Hoy contamos en total con seis farmacias, cinco en Caleta Olivia y una en Cañadón Seco”.
En este proceso, Droguería del Sud fue un importante aliado. “Somos clientes desde nuestro comienzo, y siempre nos sentimos muy apoyados. Nos acompañaron en todas las crisis que hubo en los últimos treinta años. Nuestra relación trasciende lo comercial y ya pasa a ser afectiva”, dice Mónica.
El crecimiento logrado en estas tres décadas fue posible también gracias a un sólido equipo de trabajo, que se fue consolidando con el tiempo. “El esfuerzo constante de nuestros colaboradores y de Eduardo, en su rol de socio, nos permitió transformarnos hasta ser lo que somos hoy”.
Cada año se renueva una de las farmacias, no solo en lo edilicio, sino también en lo tecnológico y en la metodología de gestión. “Siempre buscamos crecer y modernizarnos. Esa es la clave por la cual hoy en día, todavía sigo tan enamorada de mi profesión”, concluye la entrevistada.