Prevención

Hipertensión arterial: cómo contribuir a la prevención

2 Mins read

En mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, una fecha en la que las farmacias, dada su amplia llegada a la población, tienen mucho para aportar. 

La hipertensión es el principal factor de riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares (ACVs), que en un porcentaje considerable de casos derivan en muerte o discapacidad.

Dado que la hipertensión afecta aproximadamente a 15 millones de argentinos -casi al 50% de la población adulta- el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que se celebra el 17 de mayo, es una ocasión propicia para reflexionar sobre el rol que pueden cumplir los farmacéuticos en la prevención y control de este problema. 

La presión arterial es fácil de medir y de tratar, pese a lo cual, la hipertensión está universalmente subdiagnosticada y subtratada. Una de cada tres personas no tiene diagnóstico y hasta el 80% de los pacientes con diagnóstico están tratados, pero su presión arterial no es debidamente controlada.

En lo que hace a la prevención, es fundamental saber que la causa más frecuente de hipertensión es el estrés, que origina aumentos de adrenalina, unido a la mala alimentación, especialmente cuando hay un exceso de sal y grasas trans.

Aportes desde la farmacia

Los consejos básicos incluyen:

■ Medir correctamente la presión arterial (si la farmacia brinda ese servicio), en las condiciones que marca el Procedimiento Normalizado de Trabajo (PNT), con un aparato validado y calibrado periódicamente.

Promover la adherencia al tratamiento, reforzando positivamente al paciente. Una herramienta simple pero efectiva son los pastilleros (la medicación no se debería tomar directo de la caja). La evidencia ha mostrado que la medicación debe tomarse a la noche, y que es excepcional que cause efectos colaterales. La toma se debe cumplir todos los días sin excepción y no de acuerdo con cuál es el valor de presión arterial que el paciente mida (y si el valor resulta elevado además se debe consultar al médico).

■ Promover los estilos de vida cardiosaludables, incidiendo en el abandono del tabaco, el ejercicio físico regular y el mantenimiento del peso.

Vigilar las reacciones adversas a los medicamentos y las interacciones de los fármacos, especialmente tras la instauración de un nuevo tratamiento, o en las modificaciones de dosis.

Aconsejar sobre la importancia de evitar el contenido de sodio en las dietas. En una persona joven y sana, la sal es perfectamente metabolizada y excretada. El problema surge cuando por estrés, malos hábitos alimentarios, sedentarismo, e insomnio, se producen alteraciones hormonales que generan un mal metabolismo de la sal, lo que suele derivar en hipertensión.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *