El pie de atleta y otras infecciones fúngicas prosperan en otoño, ante la acumulación de transpiración que generan el calzado y la ropa más gruesa.
El 20% de los adultos argentinos que padecen en algún momento del año onicomicosis (tinea unguium), la infección de las uñas de los pies causada por hongos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Eso da una pauta del potencial que encierran los productos antimicóticos.
En los 12 meses a enero de 2023, la categoría facturó en las farmacias argentinas un total de 7.385 millones de pesos, un crecimiento de 56% en relación al mismo período del año anterior, cifra muy por debajo del incremento de la inflación.
El precio promedio al público de los antimicóticos es de 963 pesos. Los productos éticos duplican el valor promedio de los OTC: 1.284 pesos, contra 635, según datos de IQVIA.
La mayor parte de las ventas de antifúngicos corresponde al segmento ético, que representa casi el 70% del total, medido en pesos. En lo que hace a unidades, los productos recetados siguen siendo los más vendidos, pero la diferencia se achica: dan cuenta del 50,6% de las ventas.
En cuanto a principios activos, los antimicóticos de la familia de los azoles representan casi el 50% del total de las ventas, con el clotrimazol a la cabeza, que por sí solo da cuenta del 23,21% de la facturación. A los azoles les sigue la terbinafina (con poco más del 18%) y el resto se reparte entre otros principios activos.
A la hora de asesorar a los clientes, hay que tener en cuenta que el 48% de quienes compran este tipo de productos abandonan el tratamiento antes de tiempo, al notar síntomas de mejoría. Eso provoca que el problema vuelva a resurgir. La recomendación farmacéutica es clave para revertir esta situación.
