Desde hace 30 años, Elena Luján Rueda y Guillermo Salamero prestan servicios muy apreciados por los clientes de la zona porteña del Bajo Flores.
Todo comenzó a principios de los años 90. Guillermo Salamero (ex estudiante de medicina y visitador médico) había trabajado en farmacias. Su esposa, Elena Luján Rueda, era cosmetóloga y se había desempeñado durante quince años en una importante empresa de perfumería, donde llegó a ser jefa de preselección y capacitación de vendedoras. “Nuestros conocimientos eran complementarios. Conocíamos los dos rubros más importantes de la farmacia. Entonces dijimos, ¿por qué no inauguramos una?”, recuerda Salamero.
Por aquel entonces se les presentó la oportunidad de alquilar un local en la zona porteño de Bajo Flores. “Anteriormente había allí un bar de mala fama, que era un foco de problemas para el barrio. Cuando le propusimos al dueño del local abrir una farmacia, nos recibió con los brazos abiertos”, comenta el entrevistado.
Fue así como el 15 de agosto de 1992, Farmasur abrió sus puertas en Avenida Cobo 1894, con más sueños y voluntad que capital. “Droguería del Sud nos permitió abrir una cuenta y nos financió el pedido inicial. Apostaron por nosotros, y no se equivocaron: llevamos 30 años de cumplimiento impecable”, dice Salamero. “Estamos muy conformes con su servicio. Además, cuando puede, Elena participa en las Expo Esencia y en otros encuentros de capacitación que realiza la droguería, que siempre son muy útiles”.
En cuanto a GPSfarma y BonusFarma, “estamos adheridos, y si bien en esta zona el público no tiene el hábito de comprar online, solemos tener algunos pedidos”.
Vocación social
La ubicación de la farmacia (en una zona de bajo poder adquisitivo y muy cercana a lugares con población altamente carenciada) la transformó en un referente en materia de salud. Su trabajo tiene mucho de asistencial; diariamente les llegan personas que acuden como primer lugar de consulta. “Sin pretender reemplazar al médico, brindamos una orientación general que a veces es muy valorada”, explica Salamero. “Nuestro mayor orgullo es el agradecimiento que recibimos de muchos clientes por haberlos ayudado a ellos o a sus hijos en situaciones críticas”.
Esa dedicación se ve recompensada por una constante afluencia de público. “En esta zona el ticket promedio suele ser bajo, pero la cantidad de clientes que nos visitan hace que podamos seguir adelante y prosperar”, concluye el entrevistado.
Atendida por sus dueños
“Podemos decir que esta farmacia es realmente atendida por sus dueños”, explica Salamero. “Elena y yo estamos detrás de cada detalle. Aunque por supuesto, contamos con un gran equipo de colaboradores. Y Francisco, uno de nuestros hijos, que es abogado, se encarga actualmente de la gerencia”, añade.
La dirección técnica está a cargo del farmacéutico Ricardo Biemmi, quien trabaja allí desde hace casi 20 años. “Fue destacable la labor de todo el personal durante la pandemia. Pese a los miedos, los cambios y la adversidad, dieron cada día lo mejor de sí”, explica Salamero.