Prevención

Cáncer de piel: una enfermedad evitable

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La farmacia puede cumplir un rol clave a la hora de ayudar a prevenir una enfermedad que afecta cada año a más 130.000 argentinos, y que, si no se detecta a tiempo, puede provocar serias complicaciones.

Cerca de 600 personas mueren en Argentina todos los años debido al cáncer de piel, un mal cuya prevalencia viene creciendo. Tres décadas atrás, el Servicio de Dermatología del Hospital de Clínicas José de San Martín creó la “Semana del Lunar”, con el objetivo de contribuir a la concientización sobre la importancia de revisar periódicamente las manchas de piel y lunares. El éxito de esa iniciativa hizo que se replicara luego a todo el país, hasta transformarse en lo que hoy conocemos como la Semana de Prevención del Cáncer de Piel. Se realiza la tercera semana de cada noviembre, y busca difundir los cuidados a adoptar ante la radiación ultravioleta (como la del sol o de las camas solares) para evitar el daño acumulativo que produce.

Los temidos rayos ultravioletas se dividen en tres tipos: UVA, UVB, y UVC. Estos últimos son bloqueados por la capa de ozono; pero los dos primeros llegan a la tierra y afectan a la piel. De ellos, los UVA componen el 95% del total. Estos rayos atraviesan los vidrios de las ventanas e incluso hasta la ropa ligera. Son indoloros (no generan molestia en el momento) pero penetran hasta las capas más profundas de la dermis, por lo que son causa de arrugas, manchas en la piel y fotoenvejecimiento. Además, son cancerígenos: pueden producir daños en el ADN de las células de la piel que deriven en melanomas.

Por su parte, los rayos UVB representan el 5% de la radiación que llega a la Tierra. Son los responsables del bronceado, y también de las quemaduras de la piel. El 65% de los casos de cáncer cutáneo se produce por la exposición excesiva a este tipo de radiaciones.

El aporte de la farmacia

Además de proporcionar los productos necesarios (protectores y post-solares) el farmacéutico puede asesorar sobre el buen uso de los mismos, poniendo el énfasis en los sectores de la población más vulnerables al daño solar, que son las siguientes personas:

■ Quienes tienen piel blanca y ojos claros (fototipo I y II).

■ Quienes tienen pecas y/o manchas en el rostro.

■ Los niños y los ancianos. Los protectores solares recién pueden usarse a partir de los seis meses; los bebés de menor edad deben estar siempre a la sombra, con ropa liviana y gorra.

■ Personas con antecedentes de cáncer de piel.

■ Los pacientes con enfermedades autoinmunes, ya que los rayos solares pueden provocarles brotes y reacciones fotosensibles, como erupciones cutáneas, fiebre, fatiga, inflamación y dolor articular.

■ Personas que han recibido trasplantes de órganos, quimioterapia o radioterapia.

■ Mujeres embarazadas.

■ Personas con alteraciones cutáneas y vasculares.

Consejosdesde el mostrador      

Los siguientes consejos pueden ser de utilidad para los clientes:

  1. Se aconseja el uso de protectores solares de amplio espectro (es decir, que protejan contra las radiaciones UVB y UVA) y con FPS 30 o superior.
  2. Para las pieles grasas o acneicas, es conveniente elegir las texturas fluidas y un efecto matificante. Para las pieles secas, las texturas en crema son las ideales.
  3. A la hora de adquirir una crema fotoprotectora, conviene fijarse que cuente en su formulación con una pantalla física. A veces la protección está formada solamente por óxido de zinc, que difumina los rayos ultravioletas pero no los absorbe.
  4. Hay que usar una cantidad generosa de protector solar, sin olvidar sitios como orejas, empeines, labios, cuello, cabeza (en el caso de las personas calvas) y tórax.
  5. La protección se debe aplicar en toda la piel 20 minutos antes de la exposición al sol. Luego, hay que renovarla cada dos horas, o bien cada vez que uno se seca con toalla al salir del agua.
  6. La transpiración anula el efecto protector de las cremas solares, por lo cual en situaciones de mucha transpiración conviene volver a aplicar al menos cada dos horas.
  7. No descuidar el uso de protectores solares labiales. El FPS 30 suele ser suficiente.

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