Salud

Resistencia microbiana: un problema que crece

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Desde 2015, cada 21 de junio se celebra en nuestro país el “Día Nacional del Uso Responsable de Antibióticos”, que busca promover las buenas prácticas sobre el uso de los fármacos antimicrobianos.

El descubrimiento y la popularización de los antibióticos durante el siglo pasado fue uno de los mayores logros sanitarios de la historia humana y permitió salvar millones de vidas. Pero la situación está cambiando.

Las advertencias sobre los riesgos de la resistencia a los antimicrobianos se comenzaron a difundir en los años 50. Hoy, la situación llegó a un nivel preocupante. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en los últimos 30 años la tasa de mortalidad de pacientes infectados con agentes bacterias farmacorresistentes aumentó casi un 50%.

Se estima que el 50% de todos los antibióticos que se venden son innecesarios o se usan de manera inadecuada. Las causas principales son la automedicación, la prescripción sin criterio apropiado y la falta de pruebas de diagnóstico que permitan determinar cuándo puede ser útil un antibiótico.

La resistencia antimicrobiana va en aumento a nivel global. Muchos antibióticos de primera línea están disminuyendo su eficacia, lo que lleva a tratamientos alternativos más costosos, con mayores efectos secundarios y que requieren más tiempo de acción.

Invierno: señal de alarma

“Hay que cambiar la cultura de uso de los antibióticos es el invierno”, explican en la Comisión Asesora para el Uso Optimizado de los Antibióticos del Ministerio de Salud porteño. “La gripe y la mayoría de los resfríos son infecciones causadas por los virus estacionales. Por lo tanto, los antibióticos no las curan”, afirman. Y aclaran que tampoco sirven para bajar la fiebre. “Es fundamental que un médico evalúe al paciente y recete antibióticos sólo cuando es necesario”.

En la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) brindan las siguientes  recomendaciones a las farmacias:

■ Cualquier paciente que perciba un síntoma que identifique con alguna enfermedad infecciosa, debe ser derivado al médico.

■ Toda solicitud de antibióticos sin prescripción médica debe ser rechazada, tanto por motivos legales como sanitarios.

■ Esas situaciones deben ser aprovechadas para informar al solicitante sobre los riesgos del uso incontrolado de antibióticos, no solo para el paciente sino para toda la comunidad.

■ Hay que explicar siempre que muchas enfermedades comunes de carácter infeccioso, como la gripe o el resfriado, no son producidas por bacterias sino por virus, por lo que el uso de antibióticos es inútil.

■ Debe informarse que la utilización de los restos de antibióticos en los botiquines caseros supone un grave riesgo para la salud, tanto porque se usan sin prescripción como por la posibilidad de que estén deteriorados.

■ Durante la dispensa, hay que instruir al paciente acerca de la importancia de cumplir el tratamiento completo prescripto por el médico, aunque se mejore antes. La interrupción prematura genera el riesgo de que la bacteria vuelva a multiplicarse y desarrolle mecanismos de resistencia.

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