Las múltiples ventajas que ofrecen los sistemas robotizados de preparación de pedidos vienen derribando las barreras que imponían factores como la distancia o la baja densidad demográfica. En la ciudad salteña de Tartagal, cercana a la frontera con Bolivia, a 1.700 kilómetros de Buenos Aires, funciona desde principios de este año un robot Rowa Smart, traído de Alemania.
La idea surgió un tiempo atrás, cuando la farmacéutica Gabriela Martinich, titular de Farmacia Avenida, vio a esta tecnología en funcionamiento en una exposición. No necesitó grandes argumentos para convencerse de que la automatización le permitiría evitar errores en las tareas rutinarias, aliviar la carga de trabajo de sus colaboradores y mejorar la atención al cliente, tanto en calidad como en tiempo de espera.

“Nuestra vocación por incorporar innovaciones siempre nos dio resultado. Por eso, luego de evaluarlo nos animamos a emprender esta aventura”, explica Martinich. La instalación del robot se llevó a cabo junto con la remodelación de la casa central de la farmacia. Al principio, hubo cierta resistencia por parte de los colaboradores. “Algunas personas temieron por su trabajo; pero les explicamos que el objetivo era facilitar sus tareas, disminuir su nivel de estrés cotidiano y mejorar su eficiencia. Y lo entendieron”.
Cuando se inauguró, las expectativas se vieron superadas. “El público mira al robot con curiosidad. Además, se queda contento por la rápida atención, y porque nuestro personal tiene más tiempo para responder a todas sus dudas e inquietudes”, dice la entrevistada. La intención de Farmacia Avenida es seguir apostando a la tecnología. Próximamente, piensan incorporar un sistema basado en algoritmos y modelos predictivos que les facilite las compras, para evitar quedarse sin stock de algunos productos o con exceso de otros. “Concebimos a la tecnología como un complemento del trabajo humano, y venimos fomentando en nuestra farmacia esa cultura. Es la mejor forma de prepararnos para el futuro”, concluye Martinich.
Crecer pese a la pandemia
Todo el proceso que culminó con la instalación del robot se llevó a cabo en plena pandemia de Covid-19. “Los primeros tiempos fueron difíciles, de preocupación y miedo. En nuestra zona hubo varios casos de contagios, y el sistema local de salud casi colapsa. Previendo esa situación, implementamos protocolos estrictos desde el inicio”, comenta Martinich. Pese a ello, tuvieron casos de colaboradores contagiados, y la farmacia estuvo cerrada durante unos días.
El comercio electrónico fue una opción para lidiar con la situación. “Lo implementamos con éxito, y buscamos seguir creciendo. Estamos adheridos a GPSfarma, una alternativa práctica, que nos suma ventas”, concluye la entrevistada. En este marco, la implementación del robot brindó un margen de seguridad adicional, el reducir notablemente la manipulación de los medicamentos y el contacto entre el personal.
El robot en cifras
■ 500 productos por hora. Es la velocidad de despacho de la unidad Rowa Smart.
■ Entre 8 y 12 segundos. Es el tiempo que pasa desde que se teclea la orden hasta que los medicamentos están en el mostrador.
■ Hasta 8 envases se pueden despachar en forma simultánea.
■ 30.000 productos. Es la capacidad de almacenamiento del robot.
25 años en el NOA
Farmacia Avenida fue fundada en 1996. Tres años antes, Gabriela Martinich se recibió de farmacéutica en la Universidad Nacional de Córdoba y decidió volver a Tartagal, su ciudad natal, para iniciar su propia farmacia, con la colaboración de su esposo y socio, Dante Galeano.
Con los años se mudaron a un edificio más amplio, abrieron una sucursal en la localidad de Salvador Mazza y otra en Aguaray. Sus próximos pasos incluyen reformas edilicias y la aplicación de tecnologías innovadoras en todas sus sucursales.