“Hoy, el principal desafío para las farmacias es seguir existiendo”. Así sintetizó la situación actual Rodolfo Barrero, Presidente de la Cámara Argentina de Farmacias (CAF), durante la entrevista mantenida con Revista Esencia. “Desde que irrumpió el Covid-19, la recaudación del sector cayó, en promedio, 30%. En algunos casos se pasó de generar 400 tickets diarios, a menos de 300. Fue una caída muy significativa, que muchos no pudieron sobrellevar. Hubo farmacias que terminaron cerrando”, dijo.
Además de la merma en la facturación, explicó el entrevistado, la pandemia generó una serie de costos adicionales, a lo que se sumó una reducción del personal operativo. “Hay colaboradores contagiados, y otros que no pueden cumplir con sus tareas por estar dentro de algún grupo de riesgo”, agregó.
—¿Cómo imagina el futuro post Covid-19?
—Como dije, primero hay que subsistir. Nuestro sector superó muchas crisis, y todas dejaron aprendizajes importantes a las farmacias que las superaron. Pero para poder salir adelante, cada vez es más importante tener una espalda financiera importante. Si al menos hubiera créditos accesibles, eso ayudaría un poco; pero ese tipo de financiamiento hoy no está al alcance de las farmacias chicas y medianas. Por eso, hay muchas que van quedando en el camino.
—¿Qué otras situaciones complican hoy la rentabilidad de la farmacia?
—Un tema clave, en el que venimos trabajando desde hace mucho tiempo, son las bonificaciones. Esta es una cuestión en la que, lamentablemente, las instituciones sectoriales nunca pudimos ponernos de acuerdo, con lo cual se generó una situación muy complicada. Hoy para poder vender, la farmacia primero tiene que pagar… es una locura. Los números son claros: el 80% de quienes entran a una farmacia, llegan con una receta de obra social o prepaga. Para trabajar con esas instituciones, debemos bonificarles el 22%. La farmacia compra con un 32% de margen; le queda el 10%. Luego debe afrontar un 8% de gastos fijos… queda un 2%. Excepcionalmente, un 3% o 4%. En definitiva, somos un negocio minorista que trabaja con márgenes mayoristas. Más allá de eso, otro tema preocupante para el futuro del sector es la concentración. Nuestra institución, que representa a farmacias chicas, medianas y alguna que otra cadena, siempre siguió de cerca esa tendencia, con cierta preocupación. Porque cuando la rentabilidad cae, los grandes son los que tienen más probabilidades de sobrevivir.
—En ese sentido, el Covid-19 hizo que las farmacias barriales y de proximidad ganaran participación de mercado en relación a las cadenas.
—Sí, efectivamente, la gente se volcó más a las farmacias de cercanía. Hay zonas de oficinas, como el microcentro porteño, donde varios locales de farmacias grandes tuvieron que cerrar. Pero de cualquier manera, aunque momentáneamente se haya recuperado algo de participación, la caída de la recaudación, que mencioné al principio, es un dato preocupante.
—¿Cómo ve la transformación digital de las farmacias?
—Creo que es un avance. Hoy más que nunca, tenemos que estar abiertos al cambio y a lo que se viene, aunque esta transformación exija mayores inversiones y capacitación, lo que complica la gestión de las farmacias más chicas. El tema de las ventas por Internet, en particular, no nos parece mal, siempre y cuando, por supuesto, no se vendan medicamentos. El comercio electrónico tuvo un crecimiento notable, y eso es bueno, porque permite comprar desde los hogares, minimizando el tiempo de exposición en la vía pública. El futuro avanza en esa dirección, y no hay razón para oponerse.
“El Precio PAMI lo paga la farmacia”“No sé qué pensaron las instituciones que cerraron el último acuerdo con PAMI; pero lo que se firmó no refleja ni tiene en cuenta la situación de las farmacias”, explicó Rodolfo Barrero. “El Precio PAMI no le sirve a nadie. La diferencia con el precio de mostrador llega al 43%. Esta situación es inviable”. En cuanto al mecanismo de actualización progresiva contemplado en el acuerdo con PAMI, “no sirve”, señaló el entrevistado. “La que paga el costo sigue siendo la farmacia, que a su vez es el eslabón más débil. Los dirigentes tenemos parte de la responsabilidad por no habernos unido para evitar esta situación. Hoy, en definitiva, las farmacias son meras recaudadoras de la industria”. |