Más allá del coronavirus, cualquier viajero que vuelva de un viaje con fiebre u otros síntomas debe consultar al médico, ya que distintas infecciones contraídas en el exterior pueden ser graves representar un peligro para la salud pública.
La actual epidemia de coronavirus (Covid-19) reavivó la difusión mediática de un tema que al que habitualmente no se le da la debida importancia: la consulta médica y los controles post-viaje.
No se trata de que toda persona que haya estado en el exterior necesite ver a un médico. Pero el farmacéutico debe explicar a los pacientes que lo consulten que la revisión médica es imprescindible si tras el viaje se experimenta fiebre u otra sintomatología.
Es importante, en esos casos, tener el registro de todos los lugares que se recorrió, las características del viaje, las actividades realizadas y los tratamientos o vacunas recibidos antes de viajar.
Fiebre
■ Si la fiebre es acompañada de congestión respiratoria y síntomas cutáneos, se puede sospechar de sarampión. Esta enfermedad se encuentra bajo “alerta de riesgo de importación”. El fallecimiento de una mujer de 50 años en febrero de este año renovó la preocupación por esa enfermedad, aunque en esta ocasión se trató de un caso autóctono. Esa fue la primera muerte por sarampión en el país desde 1998. En 2000, la Argentina logró la eliminación de la circulación endémica del virus.
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa, de fácil transmisión de persona a persona por diseminación de gotitas suspendidas en el aire, o por contacto con secreciones nasales o faríngeas de la persona infectada.
Se debe sospechar ante la presencia de: fiebre, conjuntivitis, catarro de la vía superior y bronquial (triple catarro) y erupción generalizada, con espacios de piel sana. La erupción comienza en la cara, en la zona detrás de los oídos, desciende al tronco y por último a los miembros.
■ Si la fiebre es acompañada por otros síntomas (incluso algunos poco específicos, como dolores de cabeza o musculares y malestar general), se puede sospechar la presencia de enfermedades transmitidas por vectores (en este caso, mosquitos), tales como fiebre amarilla, dengue o malaria.
En febrero de este año, un hombre de 73 años murió infectado por el dengue, y la amenaza de una epidemia está latente. Es por eso que los controles médicos mencionados no solo deben ser realizados por quienes viajaron a otros países, sino incluso por aquellos que regresaron de otras provincias argentinas en situación de riesgo como Misiones.
A fines de febrero de este año, el 80% del territorio de Paraguay se encontraba afectado por el dengue. La mitad de los estados brasileños se había declarado en alerta y hubo más de 200 casos confirmados en Bolivia en lo que va del año.
■ Fiebre como síntoma inicial de enfermedades de transmisión sexual. Si durante el viaje se ha mantenido relaciones sexuales sin protección, se debe considerar realizar estudios específicos. Entre ellos, el del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), acompañado de otros asociados a enfermedades transmitidas sexualmente.
Lesiones dérmicas
Más allá de la fiebre, hay algunas lesiones que pueden ser síntoma de enfermedades y, por lo tanto, requerir una consulta médica, sobre todo para quienes estuvieron en playas de Brasil;
■ Larva migrante cutánea. Es una parasitosis transmitida por perros y gatos que eliminan el parásito a través de la materia fecal. Los seres humanos la pueden contraer al tomar contacto con arena contaminada, ya sea al caminar descalzos o al recostarse sobre la misma.
La larva afecta con mayor frecuencia el dorso y planta de los pies, manos, glúteos y migra por la piel, haciendo un trayecto serpiginoso y pruriginoso.
■ Tungiasis. Es producido por la pulga de arena. La lesión habitualmente está en los pies, ya que se ve favorecida la transmisión por caminar descalzo sobre suelo arenoso. La pulga penetra debajo de la piel y se manifiesta como una pápula eritematoso de 1 a 2 milímetros, con un punto central negruzco.