Los farmacéuticos enfrentan, a partir de marzo, el desafío de responder distintas consultas vinculadas con síntomas que experimentan los niños que, tras las vacaciones, se reencuentran con sus compañeros de colegio, lo que fomenta el contagio de algunas enfermedades.
En esta época del año, en la que los chicos recién regresaron al colegio luego de las vacaciones, es común que algunos de ellos se enfermen y pierdan días de clase. Eso motiva numerosas consultas, sobre todo en zonas donde la farmacia es realmente el primer eslabón de la cadena sanitaria.
Más allá de sugerir un medicamento de venta libre o promover una visita al médico, es importante poder brindar a quienes consultan cierta información orientativa, que al menos les de cierta tranquilidad.
También conviene ofrecer algunos consejos preventivos, para evitar que el problema se propague al resto de la familia. A continuación, se describen algunas de las problemáticas cuya prevalencia se acentúa a partir de la vuelta al cole.
• Pediculosis. Según el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (CIPEIN) del CONICET, el 11,5% de los varones tienen al menos 10 piojos en la cabeza al inicio de la temporada escolar. En las nenas, ese porcentaje llega a 12%.
Existen varios productos para tratar la pediculosis, y también hay tratamientos preventivos, para evitar que los chicos la contraigan. En nuestra nota “Pediculicidas: un clásico de marzo” se brinda información y datos relevantes sobre el tema.
• Síndrome de manos, pies y boca. Cuando hay fiebre combinada con llagas dolorosas en la boca y un sarpullido en las manos y en los pies, es posible que se esté ante este síndrome, sobre todo en chicos de jardín y preescolar. Esta enfermedad se da también en chicos de colegio primario y, en mucha menor medida, en personas de cualquier rango etario.
Los síntomas habitualmente son leves y casi todos los pacientes se recuperan en 7 a 10 días sin tratamiento médico. Como sugerencias preventivas, conviene lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, en especial después de cambiar pañales. Hay que evitar el contacto directo (besos, abrazos, compartir tazas y cubiertos) con chicos infectados.
• Conjuntivitis. Otro problema común que se puede propagar fácilmente entre los niños, sobre todo si es de origen viral (queratoconjuntivitis). Se trata de la clásica hinchazón de la membrana que recubre a los parpados (conjuntiva).
Algunos síntomas son: visión borrosa, costras en el parpado (que se forman durante la noche), dolor de ojos y aumento del lagrimeo.
En forma preventiva, si un niño tiene conjuntivitis, no es necesario aislarlo de sus hermanos, pero si evitar los juegos donde sus cabezas entren en contacto. Los chicos, en estos casos, no deben compartir las almohadas, cuyas fundas deben ser cambiadas con frecuencia. Lo mismo ocurre con las toallas, pañuelos y servilletas.
• Sarpullido cutáneo. Una infección viral cutánea frecuente es el molluscum contagiosum, conocido como sarpullido cutáneo. Se puede adquirir de muchas maneras diferentes y se observa con frecuencia en la cara, el cuello, las axilas, los brazos y las manos, aunque se puede presentar en cualquier parte del cuerpo, con excepción de las palmas de las manos y las plantas de los pies.
Para evitar que se propague, es fundamental que los chicos eviten el contacto directo con las lesiones de piel que tengan otros compañeros o hermanos, y que no compartan toallas con sus compañeros, ya que el virus se puede diseminar a través del contacto con objetos contaminados, incluyendo también ropa o juguetes.
• Sarampión. El fallecimiento de una mujer de 50 años en febrero de este año reabrió la preocupación por el sarampión, una enfermedad que no registra víctimas fatales desde 1998. Al momento de escribir esta nota, el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación dio cuenta de 126 casos confirmados de sarampión, concentrados en cuatro partidos del conurbano bonaerense y en la Ciudad de Buenos Aires. Ante todo, no hay que dejarse llevar por la ansiedad: la vacunación contra el sarampión demostró ser altamente efectiva. La vacuna es obligatoria y gratuita en todos los vacunatorios y hospitales públicos del país. El Calendario Nacional de Vacunación incluye 2 dosis de triple viral a los 12 meses y a los 5 años de edad. De 12 meses a 4 años inclusive, deben acreditar una dosis de vacuna Triple Viral (sarampión-rubéola-paperas).
Cuando se presenta esta enfermedad, la cara, el tronco y los miembros del niño se cubren de pequeñas manchas rojizas que desaparecen con la descamación al cabo de siete días. Otros síntomas son fiebre elevada, tos, sensibilidad a la luz y dolor de garganta.
Afecciones respiratorias
Existen unas bacterias llamadas estreptococos que suelen provocar infecciones de garganta entre los niños. Se trata de la típica faringitis. Pero no hay que apresurarse a diagnosticar solo por el dolor, ya que no todos los dolores de garganta son faringitis. Para que lo sean, aparte del dolor, deben tener lugar otros síntomas, tales como placas rojas y blancas en la garganta; dificultad para tragar, ganglios linfáticos del cuello inflamados, sensibles o dolorosos al tacto; pérdida del apetito, náuseas y erupciones cutáneas.
Es importante enseñar a los chicos a estornudar tapándose la boca con la curva del codo, y a toser cubriéndose la boca y la nariz. Se deben evitar los besos y el contacto facial con los chicos infectados.
Si se detectan casos de faringitis en la escuela (o en la familia), los chicos deberían evitar compartir con amigos o hermanos vasos o utensilios, a los cuales habría que lavar con agua jabonosa caliente.
Otro problema bastante común es la neumonía de origen viral. Se trata de una inflamación de los pulmones causada por una infección virosica. Es muy común que se presente en niños pequeños, debido a que sus cuerpos tienen más dificultad para combatir el virus. Esta neumonía casi siempre es causada por virus como influenza, adenovirus, parainfluenza y virus sincicial respiratorio.
Los síntomas de neumonía más comunes son: tos, fiebre y escalofríos con temblores. Otros síntomas abarcan dolor de cabeza, falta de apetito, baja energía, fatiga y transpiración excesiva.