Prevención

Vacaciones: que la salud no sea un problema

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En esta época del año, el farmacéutico puede brindar consejos preventivos a quienes se van de vacaciones, e incluso recomendarles que armen un botiquín de viaje con todo lo necesario.

Para que las tan esperadas vacaciones sean un espacio de descanso, disfrute y distracción, es conveniente considerar algunas pautas mínimas a fin de que la salud no interfiera con los planes veraniegos.

A continuación se detallan algunas cuestiones básicas:

• Seguro de salud. El Acuerdo de Schengen, firmado por 30 países europeos hace obligatorio ingresar a cualquiera de estas naciones con un seguro de viaje que cubra por lo menos 30.000 euros en caso de enfermedad. Al llegar a cualquier país, tenga siempre encima la tarjeta de su seguro de viaje, con los datos de los centros de atención de la ciudad y el teléfono de emergencias.

• Botiquín. Según el Ministerio de Salud, un botiquín de viaje debería incluir repelente para insectos (si el clima de la zona lo requiere), alcohol en gel, un antiséptico, protector solar, bandas adhesivas, gasas esterilizadas, guantes de látex, un termómetro, una tijera y medicamentos analgésicos, antifebriles y antidiarreicos.

• Medicación específica. Quienes están bajo algún tratamiento o tengan una enfermedad crónica, deben llevar la cantidad de medicina necesaria, junto con una receta médica en la que esté bien claro cuál es el principio activo. Los medicamentos deben ser llevados en el bolso de mano, por si se extravía el equipaje. Los medicamentos que se lleven en la cabina del avión deben estar dentro de sus envases originales y el contenido de los líquidos no debe superar los 100ml. Según el problema de salud que se padezca, puede convenir viajar siempre con un informe del médico a cargo. Ante alguna recaída o problema asociado, eso ayudará al médico de guardia. Quienes tienen prótesis metálicas y/o marcapasos, sería ideal que lleven una carta del médico explicando la situación para evitar problemas durante los controles de seguridad.

• Vacunación. Como primera medida, todo viajero, sea niño o adulto, debe tener actualizadas las vacunas de carácter obligatorio de acuerdo a lo indicado en el calendario oficial. En algunos destinos, la vacunación es una exigencia sanitaria legal. Existen instituciones especializadas en medicina al viajero que según el destino se encargan de asesorar e incluso de inocular las vacunas pertinentes. Cuando se viaja a un país endémico de fiebre amarilla, los destinos que se visitan durante el itinerario pueden exigir el Certificado Internacional de Vacunación para poder ingresar. Algunas aerolíneas y empresas de cruceros también lo requieren para embarcar. El Ministerio de Salud cuenta con una web de asistencia al viajero, donde permite monitorear el estado epidemiológico de enfermedades transmisibles como el zika, el dengue y la fiebre amarilla: https://www.argentina.gob.ar/salud/viajeros. Si se viaja a zonas con riesgo de picaduras de insectos, es aconsejable llevar repelentes; usar ropa de algodón que cubra la mayor parte del cuerpo y evitar la aplicación de perfumes o cosméticos, porque atraen a los mosquitos.

Jet-lag. El denominado jet lag (disritmia circadiana) se produce por el desajuste horario cuando se atraviesan grandes distancias. Entre sus posibles síntomas figuran cansancio, problemas digestivos (vómitos y diarreas), falta de memoria y confusión en la toma de decisiones o al hablar. Como prevención, se recomienda descansar luego de un vuelo largo y restringir las bebidas con cafeína y alcohol. Los diabéticos insulino-dependientes deben consultar con su médico previamente cómo ajustar la administración de la insulina en función de los cambios de horario.

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