El delantal de trabajo del personal forma parte de la imagen visual de la farmacia, por lo que debe respetar ciertos criterios. A continuación, te explicamos cuáles son.
Desde el Siglo XIX, la típica bata o delantal blanco es un símbolo asociado a la medicina y el cuidado de la salud, que fue adoptado también por las farmacias, hasta el punto de transformarse en parte de su identidad. Es que, además de su simbolismo, se trata de una prenda cómoda, práctica e higiénica.
Si bien el color blanco se asoció siempre con la limpieza, la pureza y la salud, cada vez son más las farmacias que eligen otros colores, como el verde, azul o morado, que están más alejados de lo hospitalario y que trasmiten una sensación de armonía y tranquilidad, algo también muy válido.
A continuación, se indican algunas cuestiones clave vinculadas con los delantales de trabajo:
1) El uniforme comunica la imagen corporativa. La indumentaria del personal pasa a formar parte de la imagen de marca de la farmacia. Plácido Cosentino, Director de la consultora de marketing Mercatus & Co., explica que una costumbre muy arraigada es que los uniformes sean proporcionados por los laboratorios o empresas proveedoras y que, por ende, lleven bordado o impreso su logotipo. “Ese hábito no es positivo. Parecen los buzos de los corredores de Fórmula 1”, señala. Y agrega que, para evitar la polución visual, el único nombre que debe figurar es del de la farmacia. “Y por supuesto, es fundamental que el delantal lleve el cartelito identificatorio con el nombre y cargo de la persona que lo está usando”.
2) Conviene identificar al farmacéutico con un color distinto. “Para los clientes, la presencia del farmacéutico es un valor agregado”, dice Cosentino. “Si todos los uniformes son iguales, ese valor se pierde. En cambio, si se identifica al farmacéutico con otro color, se lo termina destacando”.
3) Es importante contar con, al menos, un par de bolsillos. Tener a mano siempre una lapicera, una libretita de anotaciones y un cutter para los troqueles de los medicamentos es fundamental. Por eso, se recomienda que el uniforme posea al menos un par de bolsillos. El Técnico en Farmacia David Sánchez señala que hay que evitar los bolsillos llenos de “clips usados, precintos perdidos o tarjetas comerciales”. Para ello, recomienda vaciar su contenido regularmente.
4) El uniforme puede ser una herramienta de marketing visual. Si bien, como se dijo, no conviene colocar nombres de laboratorios o marcas en las batas, en casos puntuales puede ser positivo utilizar adhesivos o impresos para resaltar alguna campaña llevada a cabo por la farmacia. En mayo, que es el Mes de la Hipertensión, podría ser útil llevar un sticker con el logo de la campaña, y que promueva la toma de presión en la farmacia, si se brinda dicho servicio.