Salud

Diabetes: ¿qué puede hacer la farmacia?

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El 14 de noviembre, 160 países celebran el Día Mundial de la Diabetes. Se trata de una ocasión ideal para contribuir a la difusión de esta enfermedad y adoptar medidas concretas que contribuyan a prevenirla o, al menos, diagnosticarla.

La Federación Internacional de la Diabetes (IDF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauraron en 1991, el Día Mundial de la Diabetes -al cual la Argentina adhiere- para concientizar sobre esta enfermedad. La fecha elegida fue el 14 de noviembre, en recuerdo del nacimiento de Frederick Banting, quien, en 1922, descubrió la insulina junto a Charles Best. Con el hashtag #DíaMundialdelaDiabetes, ya comenzó a circular en las redes sociales amplia información sobre las causas, los síntomas, el tratamiento y las complicaciones asociadas a la enfermedad.

A nivel global, la diabetes es la novena causa de muerte en mujeres, provocando 2,1 millones de fallecimientos cada año. En Argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad crónica afecta a 1 de cada 10 mayores de 20 años. Se estima que el 50% de ellos desconoce su diagnóstico, razón por la que no pueden tomar las medidas terapéuticas apropiadas.

Esto, a su vez, genera complicaciones adicionales, ya que la diabetes puede afectar a órganos tan importantes como el corazón. Tal es así, que en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires señalan que los pacientes con diabetes tienen 2 a 3 veces más riesgo de sufrir un infarto.

El rol de las farmacias

Dada la alta prevalencia de esta enfermedad, la especialización en diabetes puede ser una excelente herramienta de posicionamiento para la farmacia. Ello requiere contar con personal capacitado que pueda dar respuesta a las distintas necesidades de las personas que se acercan a hacer una consulta o compran medicamentos o productos vinculados.

Básicamente, el aporte del farmacéutico pasa por dos aspectos:

  1. La detección precoz de los pacientes que presentan un mayor riesgo de padecer diabetes. Desde ya que el papel del farmacéutico no es diagnosticar la enfermedad; se trata de detectar factores de riesgo y recomendar a la persona con sospecha de ser diabética a que consulte con su médico. Entre los factores de riesgo asociados al desarrollo de diabetes se encuentran un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 27; antecedentes familiares de la enfermedad; hipertensión arterial; dislipemia; antecedentes de diabetes gestacional; antecedentes patológicos obstétricos; antecedentes de glucosa basal alterada y tabaquismo.
  2. La mejora de la adherencia al tratamiento y la detección de hipoglucemias en pacientes ya diagnosticados. Las estadísticas demuestran que la acción del farmacéutico dirigida a mejorar el conocimiento de la enfermedad y de la medicación por parte del paciente mejora la adhesión al tratamiento.

El asesoramiento sobre el uso de dispositivos para el control de la glucemia es clave.  El farmacéutico es el primero que ayuda y enseña a los pacientes cómo utilizar el glucómetro o cómo tomarse las muestras. Y, además de dispensar las tiras reactivas, enseña cómo utilizarlas. Eso se denomina autoanálisis asistido por el farmacéutico. No todos los pacientes saben cómo realizar este tipo de autocontroles ni cómo registrar los resultados.

Señales de alerta

La diabetes puede desarrollarse durante varios años de manera silenciosa, es decir, sin presentar síntomas. Pero en muchos casos, según se indica en la página del Ministerio de Salud de la Nación, pueden aparecer algunos de estos signos:

  • Infecciones frecuentes en la piel.
  • Sed en forma constante.
  • Pérdida de peso.
  • Aumento del apetito.
  • Mayor producción de orina.
  • Boca seca.

¿Qué hacer ante estos síntomas? Lo principal es sugerir una consulta con un endocrinólogo, quien indicará los exámenes correspondientes. El diagnóstico de diabetes se realiza por medio de un análisis de sangre en ayunas, en el que se calcula el índice glucémico.

La determinación en sangre capilar (punción en la yema del dedo) es útil para la supervisión de las personas que ya tienen diagnosticada la enfermedad (y que son tratadas con insulina), pero no se recomienda como método de diagnóstico.

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