El sur de Francia alberga una antigua farmacia, transformada en museo, cuyos orígenes se remontan al Siglo XVII. Allí se pueden encontrar elementos de alto valor histórico para los interesados en la evolución de la profesión farmacéutica.
Ubicada en el sur de Francia, a sólo diez kilómetros de la costa mediterránea, la ciudad de Montpellier representa un importante polo turístico y cultural; contiene 106 edificios declarados “de interés histórico”, entre los que figura la Catedral de San Pedro.
Los interesados en el mundo farmacéutico tienen un lugar especial para visitar: el llamado Complejo de la Misericordia, que incluye una capilla y una farmacia transformada en museo. Se trata de la farmacia más antigua que posee la ciudad, fundada a principios del Siglo XVII.
Sus orígenes se vinculan con una época turbulenta. Montpellier era un feudo de la resistencia protestante frente a la corona francesa, de tendencia católica. En 1622, el rey Luis XIII tomó la ciudad, tras un asedio de veinte meses. A las consecuencias nefastas de la guerra se sumó posteriormente una epidemia de peste, que diezmó a la población.
Para asistir a los habitantes de Montpellier, la Congregación de las Hermanas de la Misericordia creó esta farmacia, con su propio laboratorio. Varias décadas más tarde, tras la Revolución Francesa, la farmacia pasó a formar parte del Departamento de Beneficiencia local. En 1959 dejó de funcionar y pasó a transformarse en museo, y en el año 2001 fue declarada “lugar histórico” y pasó a ser administrada por el municipio de Montpellier.
El museo posee dos grandes salas, que recrean farmacias de los siglos XVIII y XIX. Allí se despliega un laboratorio, donde se pueden apreciar distintos alambiques (aparatos de destilación por evaporación y condensación) utilizados para crear extractos de plantas con poderes medicinales. Muchas de ellas eran traídas desde Niza, incluyendo rosas, flores de azahar y tilo.
En ese laboratorio, las Hermanas de la Misericordia solían fabricar distintos remedios. Por ejemplo, el llamado jarabe de Desessartz –un principio activo para enfermedades respiratorias, que hoy se comercializa industrialmente- o el jarabe de polígala, una planta medicinal empleada por los chamanes de los pueblos originarios estadounidenses, que en el Siglo XVIII pasó a ser exportada masivamente a Europa, donde tuvo un gran auge. Se la empleaba para el tratamiento de la neumonía.
Se destaca especialmente la colección de jarros medicinales (albarellos), de alto valor histórico, ya que Montepellier era considerada la capital francesa de la cerámica; allí residían algunos de los mejores artesanos de Europa.
También hay frascos destinados a almacenar la Triaca Magna, un compuesto medicinal de uso múltiple que se popularizó en la Edad Media y se empleó durante varios siglos, con variaciones en su formulación, hasta que terminó de perder auge en el Siglo XIX.
En cuanto al mobiliario, la farmacia conserva dos antiguos mostradores. En uno de ellos se recibían los pedidos, y en el otro se entregaban los medicamentos ya elaborados.
Una de las salas conserva varios retratos al óleo de reconocidos médicos y farmacéuticos, como Víctor Broussonnet, quien administró la farmacia durante 47 años.
El complejo de la Misericordia incluye, además de la farmacia, una capilla, con varios lienzos firmados por Reynaud Levieux, que transforman al lugar en un pequeño conservatorio de pintura regional de los siglos XVII a XIX.
Visita virtual
La Farmacia de la Misericordia es uno de los pocos museos farmacéuticos del mundo que permiten hacer una completa visita virtual, con imágenes en 360°. Los interesados, pueden recorrerlo en: http://zooomez.fr/carte/?i=3985
Datos útiles: Farmacia de la Misericordia
- Costo: la entrada cuesta dos euros. Es gratuita para menores de 26 años y mayores de 60.
- Horarios: está abierta de martes a domingo (excepto los feriados) de 10 a 13 hs. y de 14 a 18 hs. En invierno atiende de 11 a 13 hs. y de 14 a 19 hs.
- Dirección: 1, Rue de la Monnaie. Montpellier.
- Teléfono (desde Francia): 04-6767- 9332.
- Visitas guiadas: se sugiere concertarlas con antelación.