Argentina tiene la tasa de reducción de tabaquismo más acelerada de América Latina: el consumo de cigarrillos cae casi 2% anual. Eso augura un buen futuro para los tratamientos de venta en farmacia.
Cada año, cinco de cada diez fumadores tratan de dejar el cigarrillo. Y la mayor cantidad de intentos de abandonar el tabaquismo se producen entre enero y junio, según el Ministerio de Salud. Eso hace que las consultas en las farmacias sobre tratamientos específicos para dejar de fumar sean más comunes durante el primer semestre.
“Argentina es un país que todavía tiene muchísimo por crecer en este mercado”, explican en GSK, empresa que ofrece productos de reemplazo nicotínico de venta libre en formatos de parches, pastillas y chicles, bajo la marca Nicotinell. “Si bien año a año va tomando una magnitud mayor, estamos lejos de los mercados más maduros y desarrollado, como los Estados Unidos, Australia y la mayoría de los países europeos”, agregan.
Recuperación
Durante 2017, las ventas de productos antitabáquicos consolidaron su recuperación tras la fuerte caída que tuvieron en 2015, cuando alcanzaron su punto más bajo en los últimos seis años, con un total de 368.000 unidades vendidas. En 2016 las ventas llegaron a las 534.000 unidades, y en 2017 tuvieron una leve caída, pero se mantuvieron por encima del medio millón.
En total, las farmacias argentinas facturaron 104,5 millones de pesos en productos de cesación tabáquica durante 2017, casi 40% más que en el año anterior, donde las ventas alcanzaron los 75 millones de pesos.
Los OTC lideran la categoría. Medidas en unidades, más de 90% de los productos vendidos corresponden a tratamientos de venta libre. Si se analiza la facturación, la brecha se achica notablemente (la participación de los OTC desciende al 65%) pero aún así, se llevan la mayor parte de las ventas.
En GSK confirman que “las ventas cuentan con cierta estacionalidad. Al inicio del año se ve cierto aumento en la demanda, que también se incrementa en los meses fríos, donde aparecen síntomas como la tos, el catarro y problemas respiratorios, que motivan el deseo de abandonar el cigarrillo”.
Un dato positivo, que augura un buen futuro para la categoría, es que Argentina tiene la tasa de reducción de tabaquismo más acelerada de América Latina: el consumo de cigarrillos cae casi 2% anual.
Aún así, la prevalencia del tabaquismo en nuestro país sigue siendo muy alta: ronda el 23%. Se estima que el tabaco causa cerca de 40.000 muertes por año. Por otra parte, Argentina cuenta con la edad promedio de iniciación en el tabaquismo más baja de Sudamérica: 13,3 años. Le sigue Chile con 13,6 años.
La diferencia de expectativa de vida existente entre los no fumadores y quienes tienen el hábito del tabaquismo, según la Organización Mundial de la Salud, es de 12,5 años.
Las mujeres fuman más que los hombres y la diferencia entre ambos sexos alcanza su pico durante la adolescencia. En Argentina el 22,7 de los varones adolescentes fuman, versus el 25,4% de las mujeres. Eso pronostica una mayor proporción de casos de cáncer de pulmón femenino, además de otros males atribuidos al cigarrillo. “Entre nuestros consumidores tenemos varones y mujeres, que principalmente se encuentran entre los 35 y 49 años”, comentan en GSK.
Una eficacia creciente
Los tratamientos para dejar de fumar se iniciaron con los chicles de nicotina y continuaron con los parche transdérmicos. En los últimos años se sumaron los sprays de nicotina. “Se trata de una terapia de reemplazo para controlar los síntomas de abstinencia en personas que desean dejar de fumar, en particular aquellos con alta dependencia”, explican en Laboratorios Cassara, empresa que participa en esta subcategoría con su marca Niux. “Con este método, la nicotina es absorbida a través de la mucosa de la nariz y llega rápidamente al torrente sanguíneo”. Una ventaja es que el paciente puede utilizar mayores dosis al comienzo y disminuir el uso paulatinamente hasta la desaparición total de la adicción.
Según la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT) es válido aclarar que los fármacos no sustituyen la decisión de dejar de fumar ni actúan sobre la dependencia psicológica o socio-conductual, aunque su uso duplica las chances de dejar de fumar. Los índices de abandono a largo plazo son más altos si se combina la farmacoterapia con apoyo psicológico. Concretamente, las evidencias indican que la mejor manera de dejar de fumar es la combinación de un tratamiento cognitivo-conductual (TCC), con medicamentos de cesación tabáquica. Cuando se suman los dos factores, la tasa de éxito llega casi al 50%.