Salud

Cómo evitar el síndrome posvacacional

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El regreso a la plena actividad después de las vacaciones puede ser estresante. Apatía, cansancio o sensación de depresión son algunos de los síntomas más comunes. Algunos consejos preventivos pueden ayudar a evitar ese problema, o al menos, a minimizarlo.

El verano llega a su fin, lo que implica para muchas personas la vuelta al trabajo, al estudio o ambas cosas. Esto puede significar un sobreesfuerzo físico, intelectual y emocional, que genera malestar. Es lo que se denomina síndrome posvacacional, que se caracteriza, entre otros síntomas, por somnolencia, apatía, cansancio, falta de concentración y cierta sensación de depresión.

“Volver a levantarse temprano, retomar las obligaciones y las responsabilidades, la vida ajustada a los horarios y la congestión vehicular son, sin lugar a duda, factores que generan cierto grado de estrés en las personas”, señala Florencia Torzillo Alvarez, Coordinadora General del Instituto de Psicología Argentino (Inepa). “Eso provoca que hoy cada vez más personas padezcan durante los primeros días de su regreso una serie de síntomas que pueden llegar hasta sensaciones de taquicardia o ahogo”, señala.

En la Argentina no hay cifras oficiales, aunque en el Centro Especialista en Trastornos de Ansiedad (CEETA) explican que las consultas vienen en aumento.

¿Qué puede hacer la farmacia?

A los farmacéuticos este problema no les resulta ajeno. El doctor en farmacia Enrique Granda explica: “nosotros también sufrimos ese jet lag laboral, caracterizado por un complejo cuadro cuyos síntomas más evidentes son la intolerancia al trabajo, la desmotivación y la irritabilidad”.

Por otra parte, es factible que los empleados de la farmacia también sufran este trastorno. Por lo tanto, como líder del equipo de trabajo, el farmacéutico deberá estar atento para contener a sus colaboradores adecuadamente si atraviesen esta situación. A su vez, debe estar preparado para recibir consultas al respecto por parte del público.

En ese caso, a la hora de asesorar, lo primero que se debe hacer es tranquilizar al paciente. El síndrome posvacacional no tiene entidad clínica. No es considerado una patología o enfermedad. Si los síntomas se mantienen luego de algunas semanas, recién ahí se puede sospechar la presencia de otro problema, como algún trastorno de ansiedad o depresión, que motive una consulta médica o psicológica.

Diez medidas preventivas

Los siguientes consejos pueden ser de utilidad para que el regreso a la rutina laboral sea menos traumático, y te pueden servir también tanto para ayudar a los miembros de tu equipo de trabajo, como para brindar consejos prácticos a quienes te consulten en el mostrador.

  1. No saltes de las vacaciones al trabajo, sin escalas. Evitá volver de las vacaciones el día anterior a tu reincorporación a la farmacia. Dedicá un par de días a “ordenar” los recuerdos y emociones que te dejaron tus días de descanso.
  2. Fijá prioridades y concentrate en ellas. “No intentes abarcar todas las tareas pendientes a la vez, ni leer todos los e-mails de golpe. Abordá primero aquellas cosas que necesiten una respuesta inmediata”, dice el doctor Granda.
  3. Intentá respetar los horarios. En lo posible, no te lleves trabajo a tu casa ni excedas tu horario habitual. A no ser que la situación verdaderamente lo exija, no pretendas compensar con horas de trabajo adicionales lo que no se hizo mientras estabas de vacaciones.
  4. Dormí lo necesario. Las vacaciones se prestan para dormir de más (o de menos). Es importante regularizar tu ritmo de sueño tras tu vuelta al trabajo. Tené en cuenta que al menos la cuarta parte de la población adulta padece algún tipo de trastorno del sueño, a veces sin ser siquiera consciente. Puede ir desde un simple insomnio hasta una parálisis del sueño (lo que ocurre cuando el cerebro está activo pero el cuerpo no), pasando por una apnea (la persona hace pausas en la respiración, o tiene respiraciones superficiales durante el sueño). Si esto se combina con el síndrome posvacacional, los síntomas negativos pueden incrementarse notablemente.
  5. Seguí una dieta equilibrada y apropiada para el calor. Evitá las comidas con demasiada grasas y las frituras, sobre todo por la noche. Incluí cereales, huevos, verduras, pescado y frutos secos.
  6. Cuidado con el alcohol y cafeína. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que puede agravar los síntomas de apatía, depresión y astenia. El café y las bebidas con cafeína, por su parte, agudizan los síntomas de estrés.
  7. Al salir del trabajo, ¡desconectate! Lo ideal es ir al cine o al teatro, o hacer cosas que te resulten placenteras, para gradualizar tu aterrizaje. Si tenés algún hobby que nunca concretaste (desde aprender a bailar tango hasta estudiar chino), éste es un buen momento para experimentar. Esa desconexión de las preocupaciones diarias es fundamental para poder solucionar los problemas y dificultades con objetividad y eficacia.
  8. Practicá alguna actividad física. El ejercicio es ideal para estos casos, porque libera endorfinas. Se trata de una serie de hormonas neurotransmisoras opioides, producidas en el sistema nervioso central. Cuando los deportistas experimentan una liberación de estas sustancias, se genera una sensación de bienestar. Es por eso que se apoda a las endorfinas “hormonas de la felicidad”.
  9. Adoptá una actitud mental positiva. Esto parece fácil, pero en la práctica, no es tan sencillo. Repetí en tu cabeza durante el día pensamientos positivos. Recordá que gracias a que tenés trabajo te pudiste ir de vacaciones, y podrás hacerlo lo mismo en el futuro. Comenzá a averiguar y explorar opciones de viajes para el año siguiente, si eso ayuda a mejorar tu estado de ánimo.
  10. Paciencia. El síndrome posvacacional es pasajero. Una vez que se encarrile la rutina, los síntomas desaparecerán. Pero eso lleva un tiempo. No intentes acortar ese período, porque sólo lograrás sumar frustración.

SÍNTOMAS MÁS COMUNES

Emocionales: tristeza, apatía, ansiedad, sensación de depresión.
Conductuales: dificultad para concentrarse o tomar decisiones. Caída en el rendimiento laboral. Irritabilidad. Discusiones con la pareja o los hijos.
Físicos: cansancio, falta de apetito, somnolencia, taquicardia, dolores musculares, molestias en el estómago, sensación transitoria de falta de aire.

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