Una crisis de salud pública avanza silenciosamente y amenaza con revertir décadas de progreso médico: la resistencia antimicrobiana (RAM). Un estudio publicado en septiembre pasado en la prestigiosa revista científica The Lancet estima que más de 39 millones de personas podrían morir en los próximos 25 años debido a infecciones que los antibióticos ya no pueden tratar de manera efectiva.
La resistencia antimicrobiana ocurre cuando las bacterias u otros patógenos sufren modificaciones que les permiten resistir los tratamientos antimicrobianos.
El estudio analiza por primera vez la evolución de la resistencia a los antibióticos a lo largo del tiempo e intenta proyectar su desarrollo futuro. Según el informe, entre 1990 y 2021, más de un millón de personas en todo el mundo fallecieron anualmente debido a la resistencia a los antibióticos.
Para el estudio, los investigadores analizaron datos de 520 millones de personas en 204 países y territorios.
Evolución
Según el documento, en los últimos 30 años, las muertes de niños de menos de cinco años directamente atribuibles a la resistencia a los antibióticos han disminuido más del 50% gracias a que la prevención y el control de las infecciones han mejorado en bebés y niños menores. Sin embargo, las muertes de adultos de 70 años o más han aumentado más del 80% en ese período. Esto se explica por el rápido envejecimiento de la población y una mayor vulnerabilidad a las infecciones entre los mayores.
“Estos hallazgos ponen de manifiesto que la resistencia a los antimicrobianos ha sido una seria amenaza para la salud mundial durante décadas y que sigue en aumento. Es vital comprender cómo han evolucionado las tendencias en las muertes por resistencia antimicrobiana a lo largo del tiempo y cómo podrían cambiar en el futuro para tomar decisiones que ayuden a salvar vidas”, afirmó Mohsen Naghavi, autor del estudio y líder del equipo de investigación sobre la RAM en el Instituto de Métricas de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en una entrevista con el diario El País.
Para evitar la resistencia a los antibióticos, las medidas preventivas más efectivas son vacunarse y utilizar correctamente los antibióticos existentes; sobre todo, evitar su uso excesivo cuando no son necesarios para no crear resistencia a ciertas bacterias. Pero, además, la esperanza está en las investigaciones que buscan nuevos medicamentos.