Hoy en día, desarrollar un nuevo medicamento puede tardar más de diez años y costar desde cientos hasta miles de millones de dólares. Frente a este desafío, cientos de startups y laboratorios en todo el mundo, desde San Francisco hasta Hong Kong, están recurriendo a la Inteligencia Artificial (IA) para acelerar el proceso.
Esta tecnología promete transformar la industria farmacéutica al optimizar el descubrimiento y desarrollo de fármacos. Al predecir cómo actuarán los compuestos en el cuerpo y eliminar las opciones poco prometedoras antes de llegar a la fase de pruebas en el laboratorio, permite ahorrar tiempo y reducir costos de investigación, además de disminuir las tasas de fracaso en los ensayos clínicos.
Hasta el momento, de acuerdo con un artículo de MIT Technology Review, del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), aproximadamente dos docenas de fármacos desarrollados con la ayuda de inteligencia artificial se encuentran en fase de ensayos clínicos o están por iniciar esta etapa. Estos fármacos abarcan una variedad de condiciones, desde fibrosis pulmonar idiopática hasta dermatitis atópica.
El desarrollo de fármacos con IA aún está en sus primeras etapas. No obstante, según la consultora McKinsey, la inteligencia artificial generativa (un tipo de IA que crea contenido nuevo a partir de los modelos de aprendizaje) ofrece una “oportunidad única en un siglo” para el sector farmacéutico.
IA en acción
Los laboratorios farmacéuticos ya están utilizando avanzados modelos de inteligencia artificial para agilizar la investigación de nuevos medicamentos. Además de los modelos de lenguaje, como BioGPT y Med-PaLM, que ayudan a procesar información médica, los investigadores emplean modelos de imágenes para analizar datos de microscopía y patología, así como modelos químicos que mejoran las predicciones sobre el comportamiento de pequeñas moléculas.
También se usan herramientas que predicen cómo se pliegan las proteínas, lo que permite diseñar fármacos más eficaces al entender mejor cómo interactúan con el cuerpo. Además, la IA mejora la selección de pacientes para ensayos clínicos, lo que reduce los tiempos de desarrollo, costos y riesgos. Se estima que la IA podría reducir a la mitad el tiempo necesario para descubrir nuevos medicamentos, sostiene McKinsey.
Según un artículo publicado en la revista Nature, es fundamental destacar que la IA no reemplazará a los científicos, sino que los complementará. Esta tecnología les proporciona acceso inmediato a toda la información necesaria, les ayuda a formular las preguntas correctas y les permite refinar sus consultas hasta encontrar lo que realmente buscan.
Las compañías farmacéuticas han iniciado su camino en la IA, aunque esta tecnología por sí sola no garantiza el éxito; para desbloquear todo su potencial, las empresas deben aprender a utilizarla adecuadamente, lo que requiere tiempo y paciencia.