La sostenibilidad ha dejado de ser una tendencia pasajera para convertirse en un elemento central de la estrategia empresarial en la industria farmacéutica. A medida que las preocupaciones ambientales se intensifican, las empresas del sector adoptan prácticas sostenibles para cumplir con las normativas, responder a las demandas de los consumidores y contribuir a la preservación del planeta.
Innovaciones en el embalaje farmacéutico: más allá del plástico
Tradicionalmente, los envases farmacéuticos han dependido en gran medida del plástico, un material que, si bien es duradero y efectivo para proteger los medicamentos, presenta graves problemas ambientales. Hoy en día, las empresas están innovando en el uso de materiales reciclables y biodegradables con un diseño ecoeficiente. Se están desarrollando envases con bioplásticos, fabricados con recursos renovables y biodegradables, como el maíz o la caña de azúcar. Mientras que optan por utilizar papel reciclado y cartón.
Otra tendencia es el diseño de envases más eficientes, que utilizan menos material sin comprometer la protección del producto. Esto reduce el consumo de recursos, los costos de transporte y almacenamiento, por lo que genera un impacto positivo en toda la cadena de suministro. Por ejemplo, Johnson & Johnson a través de su programa “Healthy Future 2025”, ha comprometido a la empresa a asegurar que todos sus envases sean reciclables o reutilizables para el año 2025; y, Pfizer, implementó prácticas de smart packaging, para reducir al mínimo el uso de materiales. En Argentina, Laboratorios Bagó adoptó soluciones de embalaje ecológico, utilizando materiales reciclados y optimizando sus procesos productivos para minimizar el consumo de energía y la generación de residuos.
Reducción de la huella de carbono y el futuro de la sostenibilidad en la industria
La sostenibilidad no se limita al embalaje; la producción de medicamentos también está experimentando un cambio significativo. Las empresas están adoptando procesos de fabricación más limpios y eficientes para reducir su huella de carbono, como es el uso de energías renovables -solar y eólica- y la optimización de procesos más eficientes con el uso de la IA y el análisis de big data. La tecnología permite optimizar sus procesos de producción, reduciendo el consumo de energía y recursos. Por ejemplo, el uso de sistemas de “fabricación continua” puede disminuir considerablemente la cantidad de residuos generados durante la producción.
Según un informe de McKinsey & Company, la implementación de prácticas sostenibles en la producción ha permitido a algunas empresas farmacéuticas reducir sus emisiones de carbono en un 30% en los últimos cinco años. Un ejemplo es la compañía Novartis, que ha hecho avances significativos hacia su objetivo de ser carbono neutral para 2025, adoptando fuentes de energía renovables y tecnologías avanzadas para optimizar sus procesos de producción.
La sostenibilidad está dejando de ser una opción para convertirse en una necesidad en la industria farmacéutica. A través de innovaciones en el embalaje y la producción, las empresas están encontrando formas de reducir su impacto ambiental sin comprometer la calidad de sus productos. Este cambio no solo beneficia al medio ambiente, sino que también genera valor para las empresas, creando un ciclo virtuoso que promete transformar el futuro de la industria.