El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud (que este año coincide con el 75° aniversario de la fundación de la OMS), mientras que del 22 al 29 de abril tendrá lugar la Semana de Vacunación en las Américas.
En 1948, un grupo de países de países se unieron para fundar la Organización Mundial de la Salud (OMS), a fin de contribuir a elevar los estándares sanitarios globales. El 75.º aniversario de ese acontecimiento, que se celebra el 7 de abril, es una ocasión ideal para replantear los desafíos sanitarios del presente y el futuro.
En ese sentido, uno de los temas más candentes es el de las vacunas. El origen de las mismas se remonta al año 1976, cuando el médico británico Edward Jenner descubrió que las personas que ordeñaban vacas y contraían la viruela bovina, estaban protegidas también contra la viruela humana. Eso lo llevó a idear una vacuna contra esta última enfermedad. A partir de allí, surgieron muchas otras vacunas que ya han salvado millones de vidas en todo el mundo, especialmente a partir de su masificación, durante el Siglo XX.
Lamentablemente, muchos mitos e ideas erróneas vinculadas con la vacunación han calado hondo en algunos sectores de la población, dando lugar a los movimientos antivacunas, a los que la OMS catalogó como “una de las diez principales amenazas para la salud mundial”.
En el marco de la 21° Semana de Vacunación de las Américas, resulta útil despejar algunos mitos y ofrecer información confiable a la población que le permita disminuir sus temores a la inmunización:
■ Las vacunas pueden causar autismo en los niños.
Falso. En 1998, un estudio suscitó preocupación en torno a un posible vínculo entre la vacuna contra las paperas, el sarampión y la rubeola, y el autismo. Pero luego se descubrió que la conclusión fue completamente errónea.
■ Las vacunas tienen efectos secundarios perjudiciales.
Otra idea errónea. Los procesos de testeos que se realizan antes del lanzamiento de cualquier vacuna hacen que probabilidad de que se produzcan efectos secundarios negativos sea mínima.
■ No tiene sentido vacunarse contra enfermedades prácticamente erradicadas.
Si bien gracias a las vacunas algunas enfermedades hoy son poco comunes en muchos países, los agentes que las provocan siguen presentes, y pueden infectar a personas no protegidas.
■ Hay vacunas que contienen mercurio, lo que es peligroso para la salud.
Algunas vacunas contienen timerosal, que un compuesto orgánico que contiene mercurio, y que es utilizado como conservante. Sin embargo, no existe ninguna evidencia que sugiera que las cantidades mínimas de timerosal utilizadas en las vacunas posea algún efecto nocivo para la salud.
■ Recibir más de una vacuna al mismo tiempo es perjudicial.
Cada vacuna estimula solo una parte de nuestro sistema inmune, por lo cual recibir más de una al mismo tiempo no va a “sobrecargar” su funcionamiento ni producir otros efectos. Administrar vacunas de forma simultánea es más eficiente y reduce las molestias que se pueden sufrir (especialmente en el caso de los niños) durante la aplicación.
En pleno inicio de la campaña de vacunación contra la gripe, es importante resaltar que la vacuna antigripal puede administrarse junto con cualquier otra del Calendario Nacional de Vacunación, incluyendo las vacunas contra el Covid-19.