Esta farmacia casi centenaria sigue adaptándose constantemente a las tendencias y necesidades de sus clientes, como lo viene haciendo desde que en 1958 fue adquirida por la familia Méndez.
Todo comenzó a principios del siglo pasado, cuando Manuel Vassallo fundó en la localidad bonaerense de Olivos (más precisamente en Ricardo Gutiérrez 1202) una farmacia que llevó su apellido.
Varios años más tarde, en 1958, el establecimiento fue adquirido por el farmacéutico Arturo Méndez, quien decidió mantener el nombre original, dado que ya era conocido en la zona, y se dedicó a consolidar a Farmacia Vassallo como un referente indiscutido.
Con los años, Edit y Héctor, sus hijos, se sumaron al emprendimiento familiar y contribuyeron a desarrollar una cultura de innovación permanente. En los años ´90 se inició el proceso de expansión, gracias al cual hoy, además de su casa central, cuentan con cinco sucursales: Barrio Norte (Uriburu 1223), Belgrano (Cabildo 2779), Caballito (José María Moreno 245), San Isidro (Belgrano 135) y Villa del Parque (Cuenca 2719).
Ese crecimiento se cimentó sobre la solidez de los valores fundacionales: “Atención personalizada, capacitación permanente del personal y honestidad en el trato con el cliente”, explica Héctor. Actualmente, él y Edit son titulares de todas las farmacias, en algunas de ellas en sociedad con Oscar Spoltore y Máximo Pérez.
La casa central tiene hoy 220 metros cuadrados de superficie, y otorga un espacio considerable a la dermocosmética, una de sus especialidades. “Contamos con dos dermoconsejeras por sucursal, capacitadas por las principales empresas del rubro para brindar la mejor atención”, señala. La otra especialidad es la homeopatía. “Nuestro padre fue profesor en varias escuelas homeopáticas y universidades”, dice.
La impronta familiar de la farmacia persiste. Florencia (una de las hijas de Héctor) lleva a cabo tareas de diseño gráfico y publicidad. Los dos hijos de Edit también colaboran; Camila está a cargo de las redes sociales y la asistencia a sucursales y Martín maneja el área de computación y la tienda de e-commerce.
“Trabajamos con Droguería del Sud desde hace al menos 45 años”, comenta Héctor. “Su servicio nos otorga la confiabilidad que necesitamos para cumplir con las exigencias de nuestros clientes”, comenta Héctor.
También participan en GPSfarma y BonusPharma. “Son oportunidades atractivas, que a futuro tendrán un crecimiento importante”, concluye.
Un farmacéutico de vocación
Arturo Méndez, hijo de inmigrantes españoles, se recibió de farmacéutico en la UBA en 1947. En la esquina porteña de San Juan y Mármol, del barrio de Boedo, abrió su primera farmacia. En 1955 decidió abrir otra, en la esquina de José Hernández y Cabildo. Y tres años después, a los 38 años, adquirió la Farmacia Vassallo, en Olivos.
“Siempre lo motivó el afán de seguir creciendo”, dice su hijo, Héctor. “Amaba esta profesión, a la cual ejerció hasta sus últimos días”, agrega.
La gestión en tiempos de cuarentena
La situación sanitaria desatada por el Covid-19 modificó todos los procesos de trabajo. Respetando las normas vigentes, se limitó la cantidad de clientes que pueden entrar a la vez a la farmacia. Todo el personal utiliza barbijos, guantes y máscaras, y se colocaron mamparas transparentes en la caja y en los mostradores, para minimizar el contacto cara a cara entre los colaboradores y los clientes.
En cuanto a la higiene, “establecimos un protocolo de limpieza para los pisos, los mostradores y las mesadas de trabajo. Nuestros colaboradores se lavan las manos constantemente y ofrecemos alcohol en gel a los clientes cuando manipulan recetas u otros papeles. Además, estamos vacunando contra la gripe a todo nuestro personal”.
“En estos momentos de adversidad es cuando más se aprecian los valores de todos los integrantes del equipo de trabajo. Le estamos muy agradecidos por su dedicación, esfuerzo y actitud ante esta situación que estamos viviendo”, concluye el entrevistado.
