El 5 de mayo, se celebra en todo el mundo el “Día del lavado de manos en la atención sanitaria”. Esta fecha cobra una importancia fundamental en momentos en que el Covid-19 exige extremar las medidas preventivas.
El obstetra húngaro Ignaz Philip Semmelweis (1818-1865) investigó por qué tantas mujeres morían en los partos en el Siglo XIX. Así, descubrió que la clave estaba en la higiene y el lavado de manos. Esa medida, que hoy parece tan obvia, redujo en su país la tasa de mortalidad en los partos de 18,27 % a 1,27%.
Anteriormente, la ausencia de estudios de microbiología hacía que no hubiera conciencia de este hecho. Tampoco había infraestructura: los hospitales no tenían lavatorios cerca de los quirófanos o salas de internación porque el acceso al agua era limitado.
En 1882, cuando el alemán Robert Koch descubrió el bacilo de la tuberculosis y el del cólera, fundó la bacteriología moderna. A partir de ese momento la ciencia conoció la necesidad de imponer normas de higiene y parámetros sanitarios, como el lavado de manos, que se convirtieron en ley para el mundo de la medicina. Aun así, hizo falta todo un siglo para que se tome verdadera conciencia sobre este tema, e incluso en la actualidad hay quienes siguen sin respetar los protocolos vinculados al lavado de manos. Es por eso que, bajo el lema Salve vidas: límpiese las manos, cada 5 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) realiza distintas acciones orientadas a promover el lavado de manos entre los protagonistas del sector de la salud.
Este año en el que una pandemia cuya expansión por el mundo no tiene precedentes en la historia, la fecha cobra una relevancia particular. Dado que el Covid-19 se contagia con facilidad a través del contacto con distintas superficies, este virus exige más que nunca extremar el lavado de manos. Por eso, tal como hoy en día se repite hasta el cansancio en todos los medios de comunicación, la higiene de manos es indispensable.
Buenas prácticas en la farmacia
La Federación Farmacéutica Internacional (FIP), entidad que adhiere a esta fecha, propone tener en cuenta las siguientes medidas.
• Cada vez que el personal de la farmacia deba colocarse un barbijo o máscara de cualquier tipo, debe lavarse y desinfectarse las manos previamente.
• El uso de guantes durante la atención al público no reemplaza el lavado de manos frecuente. Incluso es mucho más efectivo lavarse las manos con periodicidad que usar guantes. Los virus en genera, y el Covid-19 en particular, pueden acumularse en el látex y hacer que la persona se contagie al tocarse los ojos, la boca o la nariz.
• Con o sin guantes, luego de atender a cada persona es conveniente desinfectar con alguna solución basada en alcohol los mostradores o lugares que el público puede haber tocado, o sobre los que puede haber tosido, por más use cubrebocas o barbijos.
Productos apropiados
Según la situación, se recomienda utilizar diferentes soluciones y productos.
Cuando las manos no estén visiblemente sucias, lo ideal es limpiarlas con un preparado antiséptico (líquido, en gel o en espuma), que contenga al menos un 60% de alcohol. La OMS aconseja este método para descontaminar las manos ya que:
- Es más rápido. El alcohol se seca de inmediato sobre la piel, por lo que no es necesario el uso de papel ni toalla.
- La piel de las manos tolera mejor el uso frecuente de este método, ya que un antiséptico lleva menos químicos que el jabón.
En caso de que las manos estén sucias (o cada tres o cuatro horas) es aconsejable lavarlas con agua y jabón.Sin embargo, no todos los jabones son iguales. Aunque la composición pueda ser muy similar, se recomienda preferentemente el uso del jabón líquido ya que es mucho más fácil encontrar en este tipo de productos el agregado de desinfectantes antibacterianos.
La pastilla de jabón, en cambio, presenta una mayor tendencia a resecar la piel y tiene una mayor exposición a las bacterias. Sin embargo, no deja de ser un buen método. Se recomienda siempre un buen enjuague luego del lavado.
Algunas recomendaciones sobre el lavado con jabón:
• La duración del proceso debe oscilar entre los 20 y los 40 segundos.
• No usar agua caliente: es mejor el agua tibia,para no resecar las manos.
• Después del lavado de manos, se aconseja el secado con una toalla desechable de papel o con aire caliente, para evitar volver a entrar en contacto con bacterias.
• También es conveniente cerrar el grifo del agua con una toalla desechable, por el mismo motivo.
• Se recomienda en los profesionales de la salud el uso regular (fuera del horario de trabajo) de cremas hidratantes, para evitar un exceso de sequedad en la piel.