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Solares: algunos datos clave

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El asesoramiento representa un valor agregado fundamental por el cual el canal farmacéutico concentra la mayor parte de las ventas de productos solares.

Los productos solares revisten una creciente importancia para el canal farmacéutico. Con una participación (en unidades) del 60%, las farmacias son el canal preferido por los argentinos para la compra de este tipo de productos, según datos de IQVIA. Esto se explica por la amplitud de la oferta y el valor agregado del asesoramiento que aporta el farmacéutico.

Año tras año, la tendencia el uso de protección solar crece, y los protectores de mayor factor de protección solar (FPS) siguen ganando terreno, de la mano de una mayor conciencia sobre los efectos negativos de las radiaciones solares.

La prevalencia del melanoma –el tipo de cáncer de piel más agresivo- en Argentina es de 212 casos cada 100.000 habitantes. Se sabe que el 52,8% de los casos son desencadenados por el exceso de exposición solar, según la Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer. Todo esto –entre otros factores- lleva a que el 56% de los consumidores ya están utilizando algún producto de la categoría de protección solar, y la comparación con otros mercados indica que este porcentaje tenderá a crecer.

Aunque no todo es color de rosa; más allá de la tendencia a largo plazo, en lo inmediato la coyuntura económica incide negativamente sobre la categoría. Hoy los solares son considerados por muchas personas como “prescindibles”, según la consultora Kantar.

Participación por tipo de producto

Las estrellas siguen siendo los protectores solares, con el 75% de participación en las ventas, medidas en unidades. Les siguen los post-solares (8,6% de participación), los productos infantiles o para bebés (7,5%), los autobronceantes (4,6%) y el resto de los productos, incluyendo a los bronceadores (4,3%).

Cabe señalar que el 36% de la facturación del mercado de solares corresponde a hogares con niños, según un estudio de Kantar Worldpanel. Seis meses es la edad mínima para usar protectores, siempre y cuando sean productos concebidos para bebés. En esos casos, es importante leer cuidadosamente las etiquetas.

Un dato clave a la hora de asesorar: una vez abierto, el protector solar dura entre 6 y 12 meses. Lo más seguro es no guardar los productos de una temporada para la otra, ya que los filtros vencidos corren el riesgo de absorber la energía solar en vez de bloquearla.

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