Algunas pautas simples pueden contribuir a promover las ventas de repelentes de insectos, que alcanzan su máximo pico de ventas en el verano. El asesoramiento del farmacéutico suele ser muy valorado.
El verano es la estación por excelencia de los mosquitos. Enfermedades como el dengue, el zika y la fiebre chikungunya contribuyeron en los últimos años a concientizar sobre la necesidad de contar con repelentes efectivos a la hora de exponerse al aire libre, y no sólo en áreas de vacaciones, sino también en parques, jardines e incluso balcones.
Existen dos grandes clases de repelentes: los corporales y los ambientales. Los primeros suelen generar más consultas con el farmacéutico, especialmente en lo que hace a niños de corta edad o mujeres embarazadas.
Por ende, para diferenciarse de los demás canales, las farmacias pueden profundizar su oferta de productos corporales y ofrecer distintos formatos de aplicación y principios activos.
El ingrediente más utilizado es la dietil toluamida (DEET). Este compuesto es considerado uno de los más efectivos y de mayor duración, aunque se recomienda su uso con cautela, ya que en algunos casos puede producir reacciones cutáneas. Es por eso que general se recomienda la utilización de DEET a partir de los dos años.
Un dato clave a la hora de asesorar: la duración de la protección depende de la concentración de DEET. Los productos con 10% de principio activo, duran cerca de dos horas. Con 25%, alcanzan las cinco horas. La máxima concentración permitida es 30%.
El otro principio activo más común es la citronella. Entre sus características principales figura su baja toxicidad, alta tolerancia –es apropiada para todo tipo de piel- y agradable olor. En los últimos años cobró fuerza también la icaridina, compuesto que demostró ser eficaz sin producir irritaciones cutáneas. La oferta se completa con repelentes en base a aloe vera y otras sustancias naturales.
En cuanto a la exhibición, es importante que los productos líderes tengan visibilidad -ya que el público suele ser marquista- sin que ello implique dejar de ofrecer otras opciones. Hay tres grandes criterios de ordenamiento en góndola; cada farmacia deberá escoger el que le resulte más útil. Lo más común es agrupar los productos por usuario. Se trata de identificar claramente si los repelentes son para bebés, para niños o para toda la familia. El otro criterio más utilizado es el ordenamiento por formato. Dada su practicidad, los sprays vienen ganando terreno, seguidos por los geles. La otra alternativa, menos usada, es agrupar los productos según su principio activo.