El 29 de mayo se celebra el Día Mundial de la Salud Digestiva. Es una oportunidad para poner el foco en uno de los trastornos digestivos más comunes, aunque muchas veces subestimado: el estreñimiento.
“El estreñimiento se define como una alteración en el ritmo intestinal caracterizada por una disminución en la frecuencia de las deposiciones (menos de tres veces por semana), dificultad o esfuerzo excesivo para evacuar, heces duras o sensación de evacuación incompleta”, explica a Esencia Romina Mehaudy, gastroenteróloga infantil del Hospital Italiano.
Según los criterios médicos actuales (Roma IV), para diagnosticar estreñimiento funcional, deben presentarse al menos dos de estos síntomas durante tres meses y su inicio debe haberse producido al menos seis meses antes del diagnóstico.
Las causas, como señala Mehaudy, pueden ser múltiples y se agrupan en cuatro grandes grupos: hábitos de vida y alimentación (como una baja ingesta de fibra, poca hidratación y sedentarismo), factores psicológicos (como estrés, ansiedad y depresión), efectos secundarios de ciertos medicamentos (algunos antidepresivos, antiácidos y diuréticos) y condiciones médicas como el hipotiroidismo, diabetes, enfermedad de Parkinson y síndrome del intestino irritable.
La alimentación como primera aliada
La buena noticia es que, en muchos casos, se puede prevenir o mejorar con cambios simples en el estilo de vida. “La alimentación cumple un rol clave en la prevención y el tratamiento del estreñimiento”, subraya Mehaudy. Y detalla: “Una dieta rica en fibra, con una ingesta diaria de entre 25 y 30 gramos, ayuda a aumentar el volumen y la hidratación de las heces. Esta debe provenir de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres”.
Además, la especialista recomienda mantener una buena hidratación —beber entre 1,5 y 2 litros de agua por día— y evitar los alimentos ultraprocesados y bajos en fibra como harinas refinadas, embutidos y comidas rápidas. También sugiere mantener horarios regulares para las comidas, ya que esto favorece el tránsito intestinal. Por último, recomienda evitar postergar el reflejo de defecación.
¿Cuándo se necesita medicación?
Para tratar el estreñimiento, los medicamentos varían según la causa y la severidad del problema. Para alivio rápido en casos agudos, pueden indicarse supositorios de glicerina o enemas de fosfato, que actúan localmente estimulando el reflejo rectal, dice la especialista.
Para el manejo crónico -continúa Mehaudy- hay distintos tipos de laxantes, según cada patología y cada paciente:
- Laxantes osmóticos: aumentan la cantidad de agua en el colon.
- Laxantes formadores de masa: aumentan el volumen del contenido intestinal al absorber agua.
- Laxantes estimulantes: estimulan directamente la motilidad del colon (es decir, los movimientos musculares que empujan el contenido intestinal).
- Agentes procinéticos: estimulan la motilidad del colon y la secreción intestinal.
“Todos estos tratamientos deben acompañarse de una buena hidratación y aumento de la fibra alimentaria. Además, el ejercicio físico y el descanso son indispensables para tener un ritmo evacuatorio regular. Ante la presencia de las alteraciones en el hábito evacuatorio o en la consistencia de las deposiciones se debe consultar siempre al especialista”, concluye Mehaudy.
Productos disponibles
Entre los laxantes osmóticos, se encuentra disponible Agarol Pür, del laboratorio Elea, que viene en sobres para diluir.
En cuanto a los laxantes estimulantes, están disponibles las presentaciones de Dulcolax (grageas, gotas, perlas) de Sanofi y también Agarol emulsión, que viene en diferentes sabores.
Por último, el rol de la farmacia es clave en el abordaje del estreñimiento, ya que es una de las consultas más comunes y muchas veces motivo de automedicación. Para orientar correctamente, es importante evaluar el tiempo de evolución de la alteración, las patologías que pueda tener el paciente, los tratamientos que está recibiendo y la posible presencia de síntomas de alarma que ameriten una derivación médica.