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Farmacia de la Estrella: un viaje al pasado en el Día del Farmacéutico 

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El 12 de octubre se celebra en todo el país el Día del Farmacéutico, en conmemoración de la fundación de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) en 1935. En esta ocasión, recorrimos la Farmacia de la Estrella, la primera de la Argentina, que entre estanterías de nogal, cristales de Murano y mármoles de Carrara, sigue en funcionamiento. 

“En esta farmacia hay olor a farmacia, es lo primero que dice la gente”, cuenta con un dejo de orgullo Alberto Paredes, gerente de la Farmacia de la Estrella y empleado desde hace 39 años. “Sí, soy una institución dentro de otra institución”, bromea, y se dispone a charlar con Esencia sobre la historia y el presente de este célebre lugar que abrió sus puertas en 1834. 

Ingresar en la Farmacia de la Estrella, ubicada en Alsina y Defensa, en pleno barrio de San Telmo, es sin dudas un viaje al pasado. Desde los pisos de mayólicas originales, transportados en barco desde Venecia, y los mosaicos de colores “colocados uno por uno”, como apunta Alberto, hasta los firmes mostradores de nogal que todavía sostienen los frascos color caramelo de la época. La balanza que todavía funciona y la vieja caja registradora exhibida en perfecto estado tienen más de un siglo y medio. 

El recorrido se completa con el fresco El triunfo de la farmacopea frente a la enfermedad, que decora el techo y fue pintado por el italiano Carlos Barberis en 1900. 

El proyecto de la Farmacia de la Estrella nació de la idea de Bernardino Rivadavia, que quiso instalar una farmacia modelo para toda América. Así, con capital suizo y la dirección de un farmacéutico italiano, la primera sede abrió en un local situado sobre la calle Defensa, a unas cuadras de la ubicación actual. Era común que los comercios se emplazaran alrededor de las iglesias, centros de la vida pública y social de la ciudad. 

En 1895 la farmacia se mudó al edificio donde funciona hoy, una construcción imponente diseñada desde cero con el local como eje central de toda la edificación.  

Por sus mostradores pasaron figuras que luego marcaron hitos de la industria, como Giovanni Batista Craveri, fundador del laboratorio que lleva su nombre, y Melville Bagley, el inmigrante estadounidense que más tarde fundaría la famosa fábrica de galletitas y que en este lugar creó la Hesperidina, originalmente concebida como un jarabe para la tos. En estas mismas instalaciones también se elaboró la célebre limonada Rogé, un laxante que aún hoy sigue vigente. 

Un trabajo de toda la vida 

Alberto llegó casi de casualidad a Farmacia de la Estrella, cuando buscaba trabajo después de que el lugar donde se desempeñaba había cerrado sus puertas. “Me preguntaron de qué laboratorio era tal producto y dije que no sabía. Me contrataron por mi sinceridad”, recuerda. Tiempo después decidió formarse y estudiar para convertirse en auxiliar de farmacia. 

Hoy en la farmacia trabajan 13 personas y siguen funcionando dos laboratorios, alopático y homeopático. Durante la pandemia fueron fundamentales para sostener la actividad, ya que muchos clientes de los laboratorios hacían sus pedidos por delivery, cuenta Alberto. 

Entre tradición y presente 

La Farmacia de la Estrella conserva su esencia frente al avance de las cadenas comerciales. “Nuestro público es distinto. Vienen a sentir lo que es una farmacia de verdad, con cercanía y atención personalizada”, dice Alberto. 

Esa mezcla de pasado y presente atrae también a miles de turistas de todo el mundo, que la incluyen en recorridos culturales y patrimoniales de Buenos Aires. “Hace poco vinieron visitantes de Mongolia con una guía en la que figurábamos. Es increíble hasta dónde llega la fama de este lugar”, agrega. 

La tecnología también encontró un espacio: hoy muchos de los pedidos llegan por WhatsApp, aunque la farmacia mantiene la atención cara a cara como un valor diferencial. 

El oficio farmacéutico, hoy y mañana 

Paredes reconoce que el campo de acción de la farmacia se redujo con los años, pero también surgieron nuevas oportunidades en áreas como cosmética y perfumería. “Hay que reinventarse. Lo importante es mantener la atención personalizada, porque a pesar del avance de la inteligencia artificial la parte humana siempre va a estar”, asegura. 

De cara al futuro de la profesión, deja un mensaje claro: “Que los chicos se anoten en la facultad, que sigan luchando. Es una carrera hermosa”. Y, a modo personal, confiesa su fascinación: “Me apasiona leer y entender para qué sirve cada droga y cómo puede ayudar a la gente. A veces, los clientes llegan con dudas después de ver al médico, y la confianza que depositan en nosotros es increíble”

A lo largo de su historia, la Farmacia de la Estrella mantuvo un vínculo constante con las droguerías que la abastecen. Entre ellas, Droguería del Sud, que este año celebra su 75° aniversario, ocupa un lugar clave. “Droguería del Sud es realmente importante. Cumplen una función importantísima para el país también, porque se manejan por todos lados. Me gustaría felicitarlos y desearles que sigan por muchos años más”, afirma Alberto

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