Cada 14 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, con el objetivo de concientizar sobre esta enfermedad inflamatoria crónica de la piel y promover hábitos de cuidado que mejoren la calidad de vida de quienes la padecen.
Según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, la dermatitis atópica “es una enfermedad que puede tener múltiples presentaciones y se caracteriza principalmente por la piel seca, el prurito intenso y lesiones cutáneas inflamatorias (eccemas)”.
La primavera puede intensificar los síntomas de la dermatitis atópica debido a los alérgenos estacionales. En este escenario, la farmacia comunitaria cumple un rol fundamental: es muchas veces el primer lugar al que acuden los pacientes antes de la consulta médica, convirtiéndose en un espacio clave para educar y acompañar en el manejo de la enfermedad.
La Dra. Florencia Conti, médica dermatóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología, explica a Esencia que esta afección no tiene una causa exacta y puede deberse a una combinación de factores ambientales y genéticos. “Puede ocurrir en familias con antecedentes de alergias y está asociada también a enfermedades respiratorias. Entonces, la bronquiolitis, la bronquitis o el asma suelen predisponer más a tener dermatitis atópica. El sistema inmunológico reacciona de manera exacerbada y la barrera cutánea se desequilibra, lo que facilita la entrada de irritantes o alérgenos”, señala.
Síntomas frecuentes
Esta afección puede manifestarse a cualquier edad, pero es más común en niños y los síntomas pueden variar en intensidad. “Se trata de pieles secas que pueden agrietarse y generar prurito, esa picazón persistente. Puede haber costras y, si la persona se rasca mucho, el cuadro puede infectarse”, describe Conti. En los casos en que las lesiones se ubican alrededor de los ojos, pueden generar molestias adicionales y afectar la visión.
Para reducir los brotes, la especialista recomienda hábitos de cuidado diarios:
- Hidratar la piel, al menos dos veces por día para mantener la barrera cutánea firme).
- Tomar duchas cortas con agua tibia.
- Usar jabones suaves y cremosos.
- Secarse con toallas blandas, sin frotar.
- Evitar prendas de lana (optar por algodón).
- No usar perfumes fuertes ni cremas con fragancias intensas.
- Mantener ambientes húmedos con humidificadores, sobre todo en niños.
Por último, la especialista recomienda consultar siempre a un profesional de la salud frente a un brote. “En esos casos se utilizan cremas con corticoides o inhibidores de la calcineurina, que ayudan a controlar la inflamación y la picazón”, explica.
Podés leer otra nota sobre este tema en enlace: Llega el frío: cómo prevenir la piel atópica en niños y bebés. Además, en las capacitaciones de Aliadas seguimos profundizando en el cuidado dermatológico desde la farmacia.