Si hay alguien que puede hablar sobre el impacto del Covid-19 en Chubut es Eduardo Molina, titular de la farmacia que lleva su apellido. Además de ser Presidente del colegio provincial de farmacéuticos, cursó la enfermedad en forma asintomática y tuvo casos de colaboradores contagiados. “Las farmacias locales venimos sobreviviendo a la pandemia, aunque nuestra rentabilidad es cada vez menor debido la mayor necesidad de financiación, el aumento de los costos y una alta presión impositiva”, dice.
Molina (farmacéutico y bioquímico) es la tercera generación a cargo de la farmacia, fundada en 1914 por su abuelo, el inmigrante español Ramón Molina, quien llegó a la Argentina para ir a trabajar a Tierra del Fuego.
“Su barco hizo escala de Puerto Madryn, y un compatriota de la zona, al enterarse de que era farmacéutico, lo instó a quedarse y a abrir una farmacia en Trelew”, explica Eduardo. Sus diversas actividades políticas e institucionales hicieron que hoy una calle de la ciudad lleve su nombre. Lo sucedió su hijo Armando, también farmacéutico, quien falleció en los años 80. “En ese momento me hice cargo de la farmacia”, señala Eduardo. “Soy cliente de Droguería del Sud desde aquella época, y siempre valoré que, pese a ser una gran empresa, tiene un trato casi familiar con los clientes”.
Farmacia Molina cuenta con una sucursal en un centro comercial de Trelew y otra en Puerto Madryn (Farmacia de la Costa), en la cual su esposa, la farmacéutica Liliana Bizarra, es Directora Técnica. La tradición se perpetuará con la cuarta generación, representada por Ana Amparo Molina, quien estudia la carrera de Farmacia en la Universidad de Buenos Aires.
