El 7 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud, una fecha dedicada a la concientización entre la población y los profesionales sanitarios sobre distintas problemáticas que afectan a las sociedades modernas. La fecha fue establecida en 1950 (en esta ocasión cumple 70 años) y coincide con la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 7 de abril de 1948.
Este año, la agenda de actividades estará condicionada por la pandemia de Covid-19, que viene causando varios miles de muertos en numerosos países, y que hasta el momento no admite pronósticos demasiado certeros acerca de su evolución a corto y mediano plazo.
La Federación Internacional de Farmacéuticos (conocida como FIP, su sigla en inglés) es una de las instituciones que adhieren a este día. En consonancia con la compleja situación actual, la FIP emitió recientemente algunas recomendaciones orientadas a la gestión de las farmacias. Las mismas son genéricas y su aplicación o adaptación dependerá de la situación particular de cada país en cada momento, pero vale la pena mencionar algunas de ellas.
Para evitar la concentración de personas dentro del local, se debe habilitar una cantidad máxima de clientes en forma simultánea, y pedir al resto que aguarden afuera. Tanto adentro como en el exterior, se debe solicitar que se mantenga una distancia promedio de 1,5 metros o más entre quienes esperan en la fila.
En las ciudades o barrios en los que haya una sola farmacia, o donde las mismas resulten escasas, para garantizar la salud del farmacéutico y del personal, el ingreso de clientes no debería estar permitido. La atención se debería realizar a través de la ventana por la que se opera normalmente en horario nocturno.
Cuando el ingreso al local está habilitado, conviene colocar en la entrada de la farmacia un aviso con algunas recomendaciones para los clientes:
En las redes sociales de la farmacia, se pueden brindar otras recomendaciones adicionales, tales como:
El suministro de medicamentos debe hacerse sin que nadie externo a la farmacia entre al local (o al menos a las áreas no públicas de la trastienda). Además, las bandejas o paquetes con la mercadería deben limpiarse y desinfectarse antes de ingresar a las instalaciones.
Si es posible, lo ideal es que el personal de los distintos turnos no se cruce, y que la farmacia cierre unos minutos durante el recambio para desinfectar el local.
Las batas y uniformes de los empleados deben ser cambiados más a menudo, por lo cual conviene proveerles mudas de recambio.
Es importante que el personal evite el uso de accesorios como pulseras, collares, anillos e incluso, si se puede, relojes.
Los mostradores de atención deben contener la menor cantidad posible de objetos. Conviene evitar el uso de probadores y la colocación de folletos, volantes o cualquier otro elemento.
Luego de cada cliente (o al menos cada dos o tres clientes) es recomendable desinfectar el mostrador.
En la caja, conviene separar del público a la persona que atiende con una cabina de plástico o protección similar. Lo ideal es que haya una sola persona por caja, y que el resto del personal no tenga acceso a la misma.